Hace
días que no entraba en Jot Down y hoy lo he hecho. Y me alegro porque ya en
noviembre vi este artículo de Cristian Campos y me quedé con ganas de responder.
Siempre es muy entusiasta y apasionado. Pero este es un Cristian que no me
encaja nada con la imagen que tengo de él. Y lo que me choca no es algo que se
descubra, inopinado, en las profundidades del texto. No tengo que avanzar mucho
para que la sorpresa se produzca. Dice así en el primer párrafo:
“Creo que no miento si digo que el unionismo ha sido incapaz de producir
un solo argumento positivo que conduzca a los catalanes a arrojar sus
esperanzas independentistas al más negro de los pozos del averno y abrazar con
fervor Mariano a la madre patria española y ya de paso a su anciana suegra la
Castilla imperial, por estricto orden de llegada.”
A ver, Cristian,
¿”unionismo”? ¿Lo de Escarlata O´Hara y todo aquello? Porque si no, es que
estás haciendo lo que, en las guerras modernas, y esta lo es, dicen que no debe
hacerse: utilizar el lenguaje de adversario (imagino que sigue siendo adversario…)
Si tienes esa debilidad, cedes a su cosmovisión.
Aquí, entre los que
no sufrimos esa infección memética recurrente, tan endémica como pueda serlo la
fiebre porcina en Extremadura (es una analogía fríamente conceptual, no
ofensiva. Además, el cerdo es un pariente cercano. Mío, si quieres), no hay “unionistas”.
Vamos, yo no les conozco. Aquí hay un personal que disfruta de una Constitución
bastante presentable que, como está mandado, recoge bien claritas cosas elementales por si acaso. Tampoco
conozco “anticesaropapistas”, o algo así, que se declaren enemigos de volver a
reunir el poder del Estado y el de la Iglesia. O “proderechoalvotofemenino” que
sean militantes sobre algo ya conseguido. El avance y el progreso en las
sociedades modernas lleva a que, afortunadamente, se tengan asimiladas
cuestiones de sentido común o de derechos humanos que ya ni se cuestionan. Ni a
favor ni en contra. ¿Es usted partidario del alcantarillado urbano frente a la
fosa séptica? No hay debate.
Así, una unidad de
integración consolidada, pongamos un país democrático, con derechos y libertades
para todos en igualdad, es mejor que no se toque. Y lo dictan también diversas
Constituciones de países del resto de mundo occidental. Dirás que este es un
tema abierto aún en España. Que hay una tradición ideológica en determinadas
regiones y gente que la sostiene
De acuerdo. Culpa de todos. En un mundo en plena globalización, tendente
por pura supervivencia a reforzar los puntos de encuentro para lograr
instituciones más inclusivas que fomenten la paz, nuestros nacionalismos son rémoras
de la Transición, fruto de los prejuicios y la mala conciencia post franquista.
Por motivos partidistas (de todos los partidos) y falta de
comprensión cabal del problema, no se ha actuado para contrarrestar sus obvias
características disfuncionales. Es un legado utópico e inviable, sólo útil para
quienes van a encontrar el medio de explotarlo en su beneficio. El anti franquismo estuvo bien
porque se oponía a una dictadura. Pero las ideas más excitantes que se exhibían no eran las que iban a
traer la paz y el progreso. Ni el nacionalismo, ni el comunismo.
Vayamos otra vez al
párrafo. ¿“Argumentos positivos”, dices? Cuando te lo he leído me ha venido de
inmediato a la cabeza una anécdota que parece calcada. En un acto que organizó, después del happening
masivo aquel del 11 de septiembre, Upyd Cataluña, invitamos a dos periodistas
(Espada y de España) y a un independentista (Salvador Cot, director de Nació
Digital). ¿Te creerás que dijo algo parecido? Que no teníamos, los que él llamó
“españolistas”, otra palabra absurda, un “relato” a la altura del independentista. Como tu sabes,
el “relato” independentista es una parida que va de lo sentimental y utópico a lo
directamente insolidario y mezquino, sin ahorrarnos entremedias los argumentos
más insensatos y descerebrados posibles. Y el hombre nos reprochaba lo mismo
que tú, que no tuviéramos una construcción de la misma magnitud entusiasmante que
oponer. Tus mismos argumentos. Que con alusiones a la Ley, el sentido común, la
historia, la solidaridad entre ciudadanos…no íbamos a ninguna parte. Que así la
gente no trempaba, vamos.
Los argumentos de
verdad no molan. Y no dejaba de tener razón. A mi me gusta citar a Eric Hoffer,
el autor de “The true believer”. Ya decía él que nada mueve más a las masas que
un objetivo vago e inconcreto. Y eso sí que lo dominan los independentistas.
Son maestros. Vivimos en una sociedad profundamente infantilizada. El otro día
oía quejarse a sus padres a una niña de 4 años porque “no se divertía”. Hasta
ahora podrías haber pensado que con amor, necesidades cubiertas de sobras y
bastantes juguetes disponibles ya cumplías. Pero no. Ahora hay que
“divertirla”, que sola no puede. Y no se refería a que dibujasen con ella y
cosas educativas así. Un poco más mayores, y te dirán que necesitan utopías divertidas
que les permitan tocar las narices “a los malos” a coste cero.
Mira, Cristian, distráelos
tú. Si crees que hay que vender ilusiones y “relatos”, escríbelos tú, que
tienes tanta imaginación. Aquí los “unionistas” somos escépticos. Y es que vas
a tener problemas. Porque el reverso del relato independentisa, o es el Cid y Castilla
(eso que nos atribuyes como si fuéramos guerrilleros de Cristo Rey), o cosas
que los niños que necesitan que les diviertan no van a saber apreciar. Es
inútil. Se han de hacer mayores.
Lo de la “ externalidad de red” tiene su
ingenio, no digo que no. Pero, vamos, ya sabes, seguro que sabes que un país es
más que esto. Si fuera sólo esto no andaría Pedro Morenés lanzando indirectas
(“a alguien aquí le va a pasar algo si no…¡Y no me gusta señalaaaaaar!”), y, Nuria, el hada madrina del Parlament, dando saltitos escocidos y
que brutos son los chicos. Tampoco me diría un amigo vasco, como pidiendo
perdón, dolido y mortificado, que ya no ha comprado cava estas Navidades. En
fin, lo de la “trama de afectos” que tanto le gusta a Él (y a mí).
Recomiendas un libro. “Por qué fracasan los países”, de Daron Acemoglu y James A. Robinson. Buena sugerencia. Para mi
tiene un tufo excesivo a aquello de “post hoc, ergo propter hoc, pero es muy instructivo.
Eso sí, mucho mejor “The Origins of political power, de Fukuyama.
Acemouglu et al. analizan los motivos de la decadencia
española, entre otros países . Vaya concatenación de malos pasos vistos desde
aquí. Pero, ¿y qué? ¿Qué tiene que añadir de positivo a la discusión? ¿Qué nos
ilumina sobre el conflicto del que hablamos? ¿Acaso Acemouglu hace alguna
distinción entre Cataluña y España? Cataluña, una parte de la Corona de Aragón.
Fin. “España es el segundo país del mundo en el que más se roba”, dices. Habrá
que revisar eso. Pero imagino que no excluirás del conjunto a esa “periferia
burguesa marítima de cultura comercial”. Estoy segura que Acemouglu vería en
las 400 familias catalanas que descubrieron hace 30 años que la administración
da más pasta que seguir dándole al textil, a esas castas extractivas que tanto
denuncia. Aquí, también, quien no corre, vuela. Y me gustaría que aportaras
también un listado de empresas catalanas de los últimos años. A ver, esa
innovación. Ah, y a ver cuáles quedan. Porque muchas de estas empresas
burguesas se han largado con el colonizador ladrón. Será que piensan que aquí
aún están peor.
¿Maneras de entender
la modernidad? Por Dios. Léete los comentarios a las noticias políticas en los digitales
independentistas. Otegi es transhumanista en comparación.
En fin , amigo, que
esto cada vez se parece más a Waco pero a lo grande. ¿La Catalunya del seny? Si
aquí estamos todos locos, hombre.
2 comentarios:
"una unidad de integración consolidada"
Los separatistas, sobre todo los que recientemente se han unido a esa corriente consideran que no hay integración, que el Estado no quiere integrarlos sino asimilarlos y que, además, España ahora mismo es todo menos un estado consolidado.
A crisis revuelta, ganancia de desquiciados...
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