Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

Societat civil catalana en Tarragona

jueves, 17 de julio de 2014


Se presentó en Tarragona esa estupenda iniciativa que es SCC. Estábamos en un aula que se llenó. Fuerte sentimiento de "déjà vu". Ciutadans de Cataluña 8 años después. Si no fuera porque existen de aquello dos partidos a los que por fin podemos votar, se diría que no hemos avanzado mucho. No diré que estábamos "los de siempre". Sé que había nuevas incorporaciones, y que "significarse" es difícil. Imagino que están esperando a verse delante del precipicio para reaccionar. Esta sociedad es así. Magnífica participación, la del empresario Pablo Tejedor, lúcido y convincente.

Es SCC un grupo plural, como lo es la sociedad, catalana o no.  Conmovedor como los socialistas como Joaquim Coll, vicepresidente de la asociación, tratan de salvar lo insalvable diciendo que ellos no están trabajando "contra la celebración del Referéndum" sino para convencer a la gente de que no se celebre. Pequeña vela al diablo, a fe mía. Sin contar con su patética apelación a que "la izquierda no puede ser nacionalista". Seguro: los males en general son patrimonio de la derecha. Que alguien le diga por favor que los más activos a favor de la independencia pasando incluso por una marea de cadáveres han sido siempre partidos de izquierdas en España. Es la izquierda quien ha sostenido principalmente al nacionalismo, por activa o por pasiva.

Incidiendo en esta falta de percepción de realidad y de la necesidad vital y absoluta de trasmitir el mensaje de que, a pesar de todo, hay dos bandos,  el cierre del anfitrión, el profesor de la Universidad Rovira i Virgili, Alberto Reig,  traicionó cierto apretón en la parte más baja de la espalda al decir que estar en contra de la independencia corresponde a la razón y la ilustración, que todo el mundo sabe fue inventada por los suyos. Vamos, como que dijo que prefería la Cataluña de Ferrer i Guàrdia a la Torres i Bages. Al parecer, sigue habiendo dos opciones sin nada por el medio. Como hace casi 100 años. Yo no sabría qué elegir, la verdad. Entre independencia, Ferrer i Guàrdia o Torres i Bages optaría por el exilio, sin duda. Lamentablemente, entre mitos anda siempre el juego.


En la inauguración de Isabel de Pedro

viernes, 11 de julio de 2014

El día del debate en TV3 llevaba un vestido de Isabel de Pedro.




En las redes sociales los independentistas me pusieron a caer de un burro también por la indumentaria.  Ahí no se veía bien, pero es un vestido muy bonito. No debe estar hecha la miel para la boca de los asnos. Digo.

Aquí abajo se ve mejor.





Ayer estuve en la inauguración de su nueva tienda en el antiguo local de la galería Joan Prats, precioso espacio diseñado por Josep Lluís Sert. Busqué a la diseñadora, una vasca altísima y elegante, y le comenté lo del debate y su vestido. Naturalmente, estaba al corriente. Me dijo que diseñaba para "mujeres malas". Esa soy yo, me apunté. Y luego vino lo bueno. Me presentó a una alegre pareja sobre la cuarentena. Él con modernas gafas coloreadas, zapatillas deportivas very fashion y con pinta (para mi limitada mundanidad) de sociata.

¡A quién fue a presentarle! El hombre musitó algo y experimentó de repente la irresistible necesidad de abrocharse los cordones de su calzado. Vamos, prácticamente se tiró al suelo. No sé si fue inocencia o malicia pícara por parte de la anfitriona, pero la palabra "Upyd" causa esos efectos en un ambiente de "cultureta" y moda en tierra identitaria. En la suya debe ser más o menos igual.

Esto es Barcelona 2014. Quién lo hubiera dicho. Recuerdo esta primavera en la fiesta de El Mundo del día de San Jordi, un poco antes de la campaña. Nos llevó Rosa Díez y parecíamos un rompehielos en el Ártico. La masa se abría a nuestro paso como cortadita con un cuchillo atómico. Muchas miradas se superioridad con el rabillo del ojo. Las Pilares Eyre, las Pasamontes…Ninguna independentista, imagino; pero agraciadas con esa altura moral de los que no están "ni con unos ni con otros". Esa que nos ha llevado a tener que enfrentarnos con el otoño repulsivo que está tan cerca.

En fin, que iba con mi prima (ex convengente y ahora firme y convencida aliada) y al poco abandonamos el lugar con muy buen criterio. Poca vida social nos esperaba allí.

¡Patria del meu coooooor!