Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

el zapatazo como expresión del descerebramiento occidental

lunes, 29 de diciembre de 2008

Israel fue elegido "primera amenaza mundial" antes que ...Corea del Norte, Irán y Afganistán. Se conoce que el personal en lo primero que se fija cuando espera para embarcar en un avión es en si pulula por allí algún fulano con kipa. Uno piensa más en Israel que en Irán o Afganistán cuando sube al tren en Atocha, natural. Nadie teme que la mesa camilla ambulante con burka que sube al autobús pueda llevar una bomba bajo el refajo ¿de qué? Si sólo albergan paz y amor.¿Que lleva Hamas meses y más meses lanzando cohetes a Israel y haciendo daño? Ajo y agua, que David siempre es el malo y Goliath el bueno. Al fin y al cabo, son cohetes "artesanales", como las bombas de Atocha, ni más ni menos, que no las compraron esos tíos tan majos en SAnta Bárbara . Ni en el Carrefour. Artesanía popular, manualidades, algo que haces con los amigos, los críos y tal. Por eso se han manifestado ante la embajada de Israel intelectuales, artistas, profesores de instituto, de Universidad, encantadoras "chicas jóvenes" con guantes "manchados de sangre" (¿menstrual?)y "sarcásticos" papás "que aupaban a sus hijos sobre los hombros para que mostrasen sus zapatos como símbolo de rechazo a la política llevada por Estados Unidos en la zona" según relatan en El País pero añadiendo píamente que "sin llegar a lanzarlos", que ellos no oponen violencia a la violencia, por favor.

¡Qué buen invento ese del enemigo que te respeta más que tú a él!No les verás manifestándose ante la embajada de Irán cada vez que este angelito de dios, Almadineyad, llama a la destrucción de Israel, que uno nunca sabe quién le está grabando, que los desposeídos de la tierra tienen cierta obsesión con los alfanjes y los vídeos caseros.

Algunos creen que eso es tener "la mente abierta" pero lo que tienen son agujeros en la cabeza. E igual que yo opinan por lo menosaquí , aquí, aquí , aquí y aquí .

la clase media no va al paraíso

sábado, 20 de diciembre de 2008

Experimentos recientes identifican estructuras cerebrales relacionadas con la experiencia religiosa. Es un campo en auge y hasta se ha acuñado un nuevo término: neuroteología, o neurociencia de la espiritualidad. Biólogos, paleoantropólogos, psicólogos y neurocientíficos proponen lo mismo desde sus disciplinas. Pascal Boyer , Scott Atran o David Sloan Wilson están en esta línea. Eudald Carbonell afirma que: "La religión, lo mismo que la cultura y la biología, es producto de la selección natural". También se han interesado científicos como Justin Barrett de la Universidad de Oxford que se tiene por un "cristiano practicante que cree en un Dios todopoderoso, omniscente y perfectamente bueno que creó el diverso”. Su universidad acaba de recibir 2,5 millones de euros de una fundación privada para investigar durante tres años "cómo las estructuras de la mente humana determinan la expresión religiosa".

No todo el mundo comparte esta visión de la religión como una tendencia innata. Richard Dawkins , por ejemplo, considera que es una infección memética . También duda de ello Gregory S. Paul. Paul es un paleontólogo free lance, autor , illustrador, habitual del Council for Secular Humanism que ha publicado un articulo en Free Inquiry poco modestamente titulado “The big religion question finally solved” . En él se pregunta por qué la religión está retrocediendo en las democracias del primer mundo y por qué, a su parecer, las democracias menos disfuncionales son fuertemente ateas. Esto lo contrapone al caso que él considera aberrante de los EE UU, democracia del primer mundo pero con una población que sigue definiéndose como creyente en gran medida. Ya publicó un trabajo parecido en el 2005 , “Cross-National Correlations of Quantifiable Societal Health with Popular Religiosity and Secularism in the Prosperous Democracies: A First Look" que fue fuertemente discutido .

Este investigador sostiene que la democracia, la seguridad financiera propia de la clase media y la visión científica son una triple amenaza para la religiosidad popular. Discute las afirmaciones de Justin Barrett al que considera algo anticuado. Dice que por primera vez en la historia la exposición por parte de grandes masas a las condiciones de vida modernas conlleva un abandono “voluntario” de las actividades religiosas y de las creencias. Para él, la amplia secularización del mundo occidental, Europa, Anglo-Australia, Canadá y demás falsa el mito de que la religiosidad es pancultural e intrínseca a la naturaleza humana. Ese aspecto, el de que esta conversión sea algo discreto, privado y sin maquinaria propagandística destacable, es un rasgo que abona su tesis. No existe un movimiento ateo realmente organizado en la misma escala que las iglesias. Casi no existe un proselitismo ateo. El proceso, para él, es asombrosamente silencioso. Su conclusión es que esto demuestra que no existe ese deseo de dios que se postula últimamente desde algunas cátedras, por lo que no se puede considerar a la religión un universal humano. Se pregunta que, si el miedo a la muerte y la esperanza en un más allá son unas fuerzas primarias de la naturaleza humana, ¿por qué la mayoría de suecos, franceses y japoneses espontáneamente han abandonado su fe?

Según lo que él extrae de sus investigaciones el motivo de que EE.UU. sea tan religioso reside en su inequidad social. Los países con seguridad social, un sistema sanitario universal y una estabilidad económica familiar pueden facilitar la secularización. La inseguridad es caldo de cultivo para la religión; la seguridad para la secularización. A pesar de todo, según las conclusiones que saca de sus investigaciones, la población no religiosa en EE.UU. se ha doblado en la última década por “conversión espontánea”. Cree que es hora de arrumbar los temores a un resurgimiento de la derecha religiosa y que en una década o dos los escépticos en la literalidad de la Biblia superarán a los creyentes en ella.

de basura y palomas

viernes, 12 de diciembre de 2008

Reciclo mi basura. Me tomo bastantes molestias. Diariamente separo los deshechos orgánicos en una bolsa y en otra todo lo demás: plásticos etc. Los miércoles el portero recoge el vidrio y el papel. Pero es una tarea casera sin especial valoración. Aunque lo tengo avisado, a la que me descuido, mi marido ya ha tirado un papel en la orgánica y la señora que me ayuda en casa acaba haciendo lo que le parece la mayoría de las veces. Me paso la vida metiendo la mano en las bolsas y sacando cosas que allí no tocan.

Soy tirando a escéptica. Leo información crítica de aquí y de allá. Tengo sospechas razonablemente fundadas de que tal vez al final todo resulte una fantasmada más de la brigada de los cruzados morales contra el consumo y el capitalismo. Hay quien se ríe directamente del asunto de la selección casera de basuras: “La gente tiene derecho a practicar los rituales que crean que mejor les acercan a sus dioses” dice el paio. Las noticias de la prensa me dan muchas pistas en contra. Pero yo me angustio cuando veo esa lata con el vidrio. He establecido un patrón de relación “lata en el vidrio” con comportamiento incívico, mal ejemplo y un temor impreciso a alguna catástrofe que pueda ocurrir por mi negligencia. No digo que no sea conveniente que cada ciudadano haga lo que pueda para atenuar el impacto de su superflua existencia en el medio ambiente. Lo que me temo es que también esta amenaza borrosa y todo el dramatismo añadido estimulan mis tendencias supersticiosas innatas. Hay una inclinación irresistible en considerar que no nos merecemos nuestra suerte y que el mayor nivel de vida que vamos consiguiendo lo pagaremos de alguna manera. “Al fons del sac trobarem les engrunes” (“en el fondo del saco están los mendrugos”) advertía mi abuela cuando se alarmaba por algún exceso.

Sí, de alguna forma, fastidiándome, sacando la servilleta de papel de la basura orgánica y pringándome en la operación exorcizo ese milagro de vivir en la parte del mundo que hace esa guarrada porque quiere y no cómo esos patéticos niños que se ganan la vida hurgando en un vertedero. Hy Ruchlis en su libro “Clear Thinking” dice que es la necesidad de establecer patrones y confiar en ellos lo que hizo que sociedades antiguas tratasen de “aplacar a los agentes sobrenaturales con ceremonias especiales y ofrecimientos que no hacían nada para mejorar la situación de la comunidad salvo hacer que sus miembros se sintieran mejor”. Richard Dawkins en “Destejiendo el arco iris” , hablando de este tipo de comportamiento recuerda que los animales también son capaces de superstición y cita un famoso estudio de Skinner sobre palomas.

Por lo que a mi respecta que no haya relación causa-efecto entre ambas cosas y que pudiera ser que no sirviera de nada mi sacrificio evidencia que los mimbres de mi conducta son supersticiosos. Y que si algún día tengo claro que es inútil seleccionar la basura en casa, pasaré por una temporada de deshabituamiento del mismo tipo que padece quien ha estado convencido toda la vida de que le espera una desgracia si pasa por debajo de una escalera y comprende por fin, pero sólo con la cabeza, que es una patraña.