Nota: soy catalán, de padres catalanes, y vivo en Estados Unidos (Connecticut). Mi mujer es americana. Como en todos los artículos sobre catalanes, nacionalismo y secesión, voy a ser especialmente implacable en los comentarios. La primera tontería será borrada; la segunda implicará cerrar el hilo. Avisados estáis.
Esta advertencia es la
que remata el post de Roger Senserich en Politikon. No se la había visto nunca
en otros escritos. ¿A quién se refiere? Imagino que a todos los revoltosos
"de un lado y otro". Evidentemente, Senserich está por encima. Y va a ser
"especialmente implacable". Va más allá de que la gente sea
maleducada y soez. Desde mi punto de vista, habla quien tiene la fuerza moral
del lado soleado de calle. Y le cuento por qué.
Esa masa de gente que
tan ignorante considera, está
formada por los independentistas y por los llamados “unionistas”, un taxón creado
ex profeso al que por fuerza nos vemos embutidos gente como yo y, según usted, “la mitad de la prensa
de Madrid obsesionada de la infinita maldad de los nacionalistas catalanes y
todas sus oscuras conspiraciones para adoctrinar a los niños y destruir esta
gran Nación” , y unos que “se pasan la vida adorando la Constitución como texto
sagrado”. Y si nos sentimos
ofendidos por semejante arbitrariedad, cuidadito. Cuidadito con responder a la
sarta de desprecios que acoge el
texto con el natural cabreo. Va a ser “implacable”.
¿Y qué leemos en el texto? En
su perfecto planeta, el tema del separatismo (en este caso, catalán) es “un problema real”, aunque esté, vaya
por dios, “basado en hechos” tal vez no “objetivos”. Y que por lo visto después
de casi 100 años de continuo machaque aún merecen el trabajo intelectual
de “ser discutidos, considerados y
analizados” ¡”en cierto detalle”! Asegura, encima, que nunca ha habido “un
gobernante español con dos dedos de frente” que haya sabido que “el sistema no
funciona, y necesita una revisión en profundidad.”
Es despectivo
e insultante. Pasando por encima de la cuestión fundamental, que es que,
alegando “derechos históricos”, se reclaman privilegios para unos ciudadanos
por encima de los otros. Y es el tema esencial. Sin contar con que esos mismos nacionalistas
llevan tiempo haciendo de su desprecio a la legalidad, un mérito. Cataluña es
un lugar de Europa con riesgo muy real de inseguridad jurídica. Tampoco
recuerda que estas reclamaciones de tipo fiscal y tributario son un paso no
disimulado hacia la independencia. Como despectivo e insultante es que diga con
total frivolidad y malicia que “los políticos en Madrid deciden que esto de
hablar idiomas es de aldeanos” y que “el idioma que hablamos en casa no
merece consideración.”. Nombres, queremos nombres. Y queremos citas y fuentes. Si
no, es puro insulto y panfleto.
Siguiendo argumentos similares a los expuestos anteriormente por Christian Campos en Jot Down, se apunta a la exasperante y creciente moda de exigir a esos “unionistas” (definición que recogen los “independientes” como Senserich sin la menor critica) que elaboren una especie de relato como mínimo igual de "engrescador" que el separatista.
¡Qué
relato alternativo puedo tener frente al independentismo que no sea la misma
árida sensatez con que la Constitución lo bloquea! ¿O es poco motivo la barbaridad que supone el separarnos de
amigos y familiares? ¿O el pavor nada indocumentado que sentimos ante esas
fracturas sociales, con tan tremendos antecedentes en la Historia?
¿Relatos alternativos? ¿Argumentos paralelos?
¿Acaso los tenemos ante otros principios que recoge la Constitución como
el derecho a la propiedad privada, o
a la separación iglesia- estado? ¿Tengo que tener un relato alternativo
al del alcalde de Marinaleda, por ejemplo? ¿Ante un animoso Imam que, teniendo
un número ya lucidito de fieles empadronados (tenemos muchos en Cataluña) declare
que tienen “derecho a decidir” e imponer la Sharia en el municipio?
Yo también
soy catalana, de lengua materna catalana y con la mayor parte de mi familia en Cataluña. Ni soy “unionista”. ni
“propiedaprivadista”, ni “iglesiaestadoseparatista”. Ningún reaccionario va a
conseguir que acepte calificativos interesados que sólo buscan hacer de la
normalidad (por lo menos, en la mayoría de países de “Occidente”, el de la señora Senserich, por ejemplo) una patología.
Claro que
tengo “argumentos” para permanecer unidos. Soy humanista, ergo universalista
(sin ensoñaciones sobre el fin inminente de los estados y cosas así) . ¿Qué
otra cosa se puede ser en este mundo globalizado? Trabajar en nombre de lo que
nos une tiene una carga ética incomparablemente superior a lo contrario. ¿Hay
que explicar esto? También los tengo sobre el por qué es mejor el derecho a la
propiedad privada o a esa separación Iglesia-Estado que decía. Pero el relato
alternativo a la secesión, el que está a su mismo nivel “engrescador”, es el de
“Santiago y cierra España”. Guárdelo para sus “unionistas” ideales, esos que le
mantienen por encima del Bien y del Mal. Es duro tener que considerar que hay
que tener argumentos equivalentes a la mezquindad de las razones insolidarias
del nacionalismo. O al racismo de quien dice “España nos roba”, que es lo mismo
que decir “los españoles (aunque sean los padres de uno) son unos ladrones”, o del descerebrado milenarismo del mundo
perfecto en el que nadaremos en leche y miel.
Estoy segura que el relato del “otro
tipo de sociedad” (aunque ya sabemos cuál es) que propone Juan Manuel Sanchez
Gordillo, o el del Iman de Terrassa
son mucho más embelesadores que los argumentos en contra, con toda su lucidez. Pero
los solicitan porque saben que hay muchos ciudadanos infantilizados que
quieren cuentos y epopeyas. Y no se atreven a decirlo.
Hay
personas que se ponen una etiqueta y dan lecciones. Esos que Thomas Sowell
llama los “anointed”. Ya quise una vez escribir algo sobre una charla dada por Senserich en Reus, ante un público de
“escépticos” . Se llamaba “La izquierda reaccionaria”. Toda una disertación
sobre la izquierda con el mérito de no definir en absoluto qué significaba el
término. Allí defendía la mismas políticas liberales que pudiera defender
Rajoy. Eso, sí. Sin definir “izquierda” se presentó como tal. “Tengo que dejar claro que soy de
izquierdas”, dijo. Me reservo comentarios.
Pero hay
algo que no puedo dejar pasar. Dice que existen “unionistas” en Barcelona “que
se esconden”. ¿Por qué se esconden? ¿Querría contarlo? Yo puedo incluir aquí un
detalle personal que dará pistas a sus lectores. De hoy mismo. Resulta que
mi adorable sobrina de 18 años, le ha pedido a su madre, que por favor no
vuelva a contar en su lugar de veraneo (un pueblecito del Pirineo leridano) que
yo, ex Ciutadans y de Upyd, soy su
prima. Le ha creado mal rollo con la colla.
Ha dicho
que va a ser “implacable”. Con los uno y con los otros. Gentes ignorantes que
toman partido. Uno de los síntomas que les suelen servir a las personas
decentes a la hora de apoyar causas en apariencia igualmente argumentables es
quién ha de esconderse de quién. Recuérdelo cuando tenga que ser “implacable”.
2 comentarios:
España está en proceso de desintegración, con ello por cierto, desaparecerá una de las más extraordinarias aventuras históricas del último milenio.
Genial el articulo, gracias por el post porque expresa perfectamente lo que sentí cuando lei la chulería absolutista de roger. La verdad es que no lo esperaba de el, pero me quede horrorizado con la visión del asunto que tiene alguien que se considera escéptico y culto.Es triste pero demuestra que cultura y lucidez no siempre van de la mano.Y que tendremos que tropezar otra vez con la misma piedra en españa.
P:D: Me encanta tu blog.
Publicar un comentario