“Que manía progre y políticamente correcta de que el 68 fue una liberación. Ahora hay muchas más parejas rotas, muchas más depresiones y fracasos matrimoniales, mucha más prostitución... Y nos seguimos negando a ver que el desorden de las pasiones humanas no libera sino que esclaviza y rebaja a la persona. Los romanos y otros pueblos ya conocían las orgías y todos los desmadres sexuales, y cuando parece que todo eso ya era cosa de la historia, vienen los "modernos" con lo mismo.”
Eso dice un comentarista del artículo Un espejismo sexual que publica Maricel Chavarría en La Vanguardia. En el cuerpo del artículo, el actor Jordi Dauder opina que "La revolución sexual estaba integrada en la transformación que se venía gestando. Fue una revolución sin armas y sin toma de poder, una transformación de las relaciones entre seres humanos. Y triunfó, sí. Aquella sociedad no daba más de sí".
Dos visiones bien distintas pero ¿alguna de ellas está más próxima a la realidad? La del comentarista está en la línea de lo que algunos podrían considerar conservadora o, incluso, retrógada (eso de que “las pasiones humanas no libera sino que esclaviza y rebaja a la persona”, por ejemplo). Pero la ciencia se pone de parte de la "folk wishdom". Lo que no podía ser no pudo ser. Esa revolución sexual (como todas las ideas del momento)partía de una idea de tabula rasa absolutamente alejada de la naturaleza humana. Ahora, como experimento fue francamente útil, aunque muuchos se quedaran sin plumas. El que hubiera ocurrido y haya tanta gente aquí para contarlo, y, además, llevada a cabo de manera (también se puede discutir) voluntaria aporta una información que no tiene precio. Y la conclusión es que el título del artículo da en la diana: fue un espejismo.
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