La ciencia tiene un instrumento para la interpretación de la realidad de la vida en el planeta. Este instrumento es el naturalismo científico. La aplicación de los métodos de las ciencias se ha confinado con frecuencia a estrechas especialidades, y se han ignorado sus más amplias implicaciones en nuestra visión de la realidad. Pero es un error no aprovecharnos de su fuerza. Es necesario extender los métodos de las ciencias a otros ámbitos que afectan la vida humana. Aunque territorio vedado hasta hace poco para ello, el futuro campo de acción, el más revolucionario, será el de la moral. Por primera vez, las investigaciones en materia de ciencias del conocimiento, partiendo de argumentos teóricos procedentes de la filosofía moral, han permitido resolver la antigua controversia sobre el origen y la naturaleza de la moralidad.
El naturalismo sostiene que no hay suficiente evidencia científica para las interpretaciones espirituales de la realidad, ni tampoco para la afirmación de causas ocultas para lo que vemos ocurrir. Lo que somos capaces de advertir es que las clásicas doctrinas trascendentalistas recogen los apasionados anhelos existenciales de unos humanos que desean sobrevivir a la muerte. Es un aspecto fundamental. La angustia del conocimiento de la muerte que tiene un animal consciente y autobiográfico como somos nosotros crea un desequilibrio vital. Pero ahora sabemos muchas más cosas que hace, simplemente, 20 años. La teoría científica de la evolución proporciona un informe mucho más contrastado y parsimonioso acerca de los orígenes humanos; y se basa en evidencia extraída a partir de un amplio número de ciencias.
2 comentarios:
¿No es un electrón una causa oculta? ¿No es la causalidad algo oculto?
(Hace tiempo que me felicito por haber sabido de su blog; fue gracias a Mercutio.)
Gracias, Gengis.
M-P
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