Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

violencia doméstica

martes, 12 de junio de 2012

El viernes  8 de junio, Upyd Cataluña celebró una conferencia a cargo de uno de nuestros diputados, Toni Cantó. En el turno de preguntas, varios miembros de l´Associació d'avis per la custodia compartida (ASAC) se centraron como era de esperar en la discriminación masculina y eso me llevó a comentar ciertas estadísticas sobre violencia doméstica.

Dije que el porcentaje de muertes en el ámbito de la violencia de pareja se reparte alrededor del 30 por ciento contra el hombre y alrededor del 60/70 contra la mujer.
Casualmente este domingo El País publicaba un artículo titulado “Pocos, pero también víctimas” en el que se afirmaba que esos hombres asesinados son “la excepción que confirma la regla”. Según nos relataba, en los últimos cinco años, 32 hombres han perdido la vida a manos de sus parejas, frente a la abrumadora cifra de 335 feminicidios registrados y que apenas rondan el 9% de esta siniestra estadística. Además, citaba el informe del Observatorio de Violencia Doméstica del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre 2011 que revela que fueron asesinadas 61 mujeres y siete varones. De estos, dos perdieron la vida a manos de sus compañeros y los cinco victimarios restantes son mujeres. Estas cifras de muerte masculina repiten las de 2010, en iguales parámetros: localidades de más de 500.000 habitantes y con el cuchillo como arma mayoritaria. Para la periodista, Joaquina Prades, estas cifras tal vez sean “la razón que explica la ausencia de estudios sobre las víctimas masculinas e incluso una menor ayuda ante su desgracia”. Esta baja cifra de hombres entre las víctimas unido a que el reconocimiento del maltrato físico en el hogar resulta mucho más humillante para ellos se vuelve una desventaja ya que entorno social no les empuja a la denuncia. Así de las 130.000 denuncias de media anual sólo el 2% corresponde al varón.

Mis cifras provienen de datos que se pueden encontrar en la obra de diversos ensayistas de reconocida competencia sobre agresividad y violencia, entre ellos  Adolf Tobeña que en su libro “Anatomía de la agresividad humana” (2000) afirma que en EE.UU el sesenta y dos por ciento de las muertes conyugales en episodios de violencia familiar son debidas a los maridos y el treinta y ocho por ciento a las esposas. Y que en España la proporción estaba en un setenta por ciento de maridos y un treinta por ciento de las esposas, en datos proporcionados por la policía judicial para los años 1996-1998. Esas cifras son distintas a las que leo en El País. Ese 9-10% de muertes violentas en el hogar, asignable a las féminas españolas, en los últimos cinco años, reproduce la diferencia habitual en la proporción hombres/mujeres en cualquier modalidad violenta, no sólo la doméstica, y parece, por consiguiente, un dato firme. Aunque no hay que descartar que una vez se computen y aclaren todas la muertes “familiares” las cifras varíen ya que los registros del Observatorio se suelen hacer en función de la presencia obvia de maltrato, y a menudo los registros policiales y judiciales acaban reflejando otra realidad.

El tema merece gran interés y seguiré indagando.

 

2 comentarios:

El Abuelo dijo...

Teresa, muy pobre la presentación del texto, ¿eh? Supongo que debes de estar sufriendo problemas de edición de las fuentes. Porque si no...

Mujer-Pez dijo...

Sí, antes, lo pusieras como lo pusieras, tenía un formato fijo. Me ha salido un churro. Gracias por leerlo de todas formas. besos.