Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).
los terribles dos (años)
lunes, 2 de enero de 2012
Leo en Pinker algo que desconocía. Hablando de la violencia y de cómo ésta forma parte de nuestra naturaleza, cita el trabajo del psicólogo Richard Tremblay que, después de medir los índices de violencia respecto al transcurso vital de una persona, afirma que la época donde se muestra más acusada no es ni en la adolescencia, ni en la juventud sino... en lo que llama "los terribles dos". Un niño que justo ha empezado a andar muchas veces da patadas, muerde, golpea y se pelea. Esta violencia decrece con el tiempo. Tremblay remarca: "los bebes no se matan porque no tienen cuchillos ni pistolas. Esa cuestión...que hemos tratado de responder durante los últimos 30 años sobre cómo los niños aprenden a ser agresivos...es una pregunta equivocada. La correcta es cómo aprenden a no serlo."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (RSS)
2 comentarios:
Enlace roto Teresa.
Gracias, Manuel, ya está :-)
Publicar un comentario