La Sra. Geli es la protagonista estos días. Uno de los motivos es su condición de mujer agredida en su dignidad por las palabras de un sujeto exaltado en la ya exaltada de por sí Intereconomía. Aunque esta cadena está realizando actos de contrición continuamente (les he visto lamentarse cada vez que he entrado estos días) su corazón no se ha ablandado, piensa denunciarles y que haya consecuencias . Cierto que, como dice Manuel Trallero , también Mónica Terribas fue acusada públicamente hace unos días de ir "mal follada" por la vida. Pero "puerca" y "guarra" es de un bellotero demasiado violento para lo que se lleva en mi tierra. Y que, quizá, vete a saber, el acusador de Terribas era local y del PSC (pero con nombre y apellidos no autóctonos que siempre querrá decir algo) y el mal es más malo si lo realizan los malos-malos.
El segundo motivo es que le han tocado a los homosexuales. Y si hay una cosa que no le pueden tocar a un progre es la homosexualidad. Va a expedientar a una clínica catalana por aplicar terapias que "curan" la homosexualidad. Se supone que los hombres que deciden modificar sus apetencias sexuales son, a menudo, creyentes de alguna confesión religiosa y ven su condición sexual incompatible con su fe. Pero este es un territorio muy resbaladizo con extremos de una amplia gama de grises. Si se anima a hombres y mujeres que se sienten incómodos con su "identidad sexual" a "salir del armario", ¿por qué no respetar la libertad de todos? Al fin y al cabo lo que caracteriza a un progre es la creencia de que el hombre viene al mundo como una Tabla Rasa donde el sexo ni siquiera es sexo sino "género". La "teoría de roles", que se desprende de este supuesto, hace que esas identidades sean de quita y pon. Pero parece que la homosexualidad es el único camino de no retorno. Recuerdo que un amigo mío gay siempre decía que dentro de todo hombre hay un gay que pugna por salir. Pero si yo se lo planteaba al revés, que dentro de todo gay hay un "straight" que quiere salir, le parecía inconcebible. Y la verdad que son todo palabras. Hace bien la consellera Geli en denunciar los condicionamientos religiosos que pueden sufrir determinados individuos. Pero cuidado que la idea de homosexualidad que tienen otros también luce unos tintes ideológicos igualmente opresores. Y, si nos ponemos a considerar qué es enfermedad y qué no lo es, como se dice en este artículo , podemos dudar de que la consellera lo tenga demasiado claro.
4 comentarios:
Estoy más o menos de acuerdo en el primer motivo de la señora Geli: no hay que ceder ante la gente grosera e inoportuna, sean de izquierdas o de derechas (sin olvidar aquello de Ortega sobre la estupidez de clasificarse así). Lo malo es el sesgo: demanda al de derechas, pero se calla ante el de izquierdas. Ya lo hemos visto muchas veces: cuando Reverte o Marías dicen algo que no le gusta al Instituto de la Mujer, les llueven collejas, pero cuando la señora Grandes habla de fusilar a locutores o de milicianos que violan monjas, no rechista ni un progre (sólo Tertsch y Muñoz Molina; bueno, y yo también, en petit comité).
En eso de impedir a gente que quiera hacerse un tratamiento repite el mismo sesgo. Si es contra la homosexualidad es de derechas y está prohibido, pero si es de homeopatía es de izquierdas y está permitido...
Me repito, lo sé, pero esa manera de pensar por categorías, sin la menor consideración por lo individual, que tienen los progres es no sólo opuesto a la libertad sino tan reductor como el racismo. No creen en las personas, sólo creen en los géneros, en los colectivos, en los rebaños...
Y aún diría más (como Hernández y Fernández): solo creen, no saben, porque no estudian...
Ése es el tic franquista que aún perdura retroalimentado, el de la democratísima Pilar Rahola cuando le "secuestraron" el coche: "¡No sabe usted con quién está hablando!" La encarnación de la verdad incontrovertible e inapelable, es la señora Geli, como, en general, les ocurre a tantos izquierdistas que viven de su izquierda como los demás vivimos de nuestras profesiones, aunque ellos siempre saquen mejor tajada. Sólo, cuando he cometido la ingenuidad de expresarme en público en un ambiente izquierdófilo -la izquierdofilia, ¿es una enfermedad?- he oído como respuesta: Y ése ¿"quién" es?, en vez del razonable Y ése, ¿"qué" dice? La incoherencia, propiciada por los "argumentarios" pro domo sua de los partidos no es hoy un valor en alza. De ahí el desquiciamiento de la política en nuestro países (sic, con esa irracional concordancia que pretende ajustarse al nación de naciones), cuya influencia sobre los comportaientos electorales está fuera de toda duda. V.gr. ¿Seré capaz de acabar votando a "gibagoja" Trías para desalojar al "flatus vocis" de Hereu?
La incoherencia "es" un valor en alza, claro está. El "no" de tanta negación a la que se ve uno abocado se me ha colado de rondón
Bueno, cabría especificar si se trata de respetar ciertas creencias religiosas o bien de trabajar para el equilibrio emocional de los pacientes, tal y como sugiere el código deontológico de la profesión. ¿Qué resultados muestran las terapias del psiquiatra homófobo de Barcelona? ¿Ha publicado algún estudio con sus resultados?¿Mejoran el bienestar de los afectados, su tratamiento? Hablemos de salud, por favor, de eso se trata.
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