Pero hay quien no está por la labor.
Entre pensadores e intelectuales tradicionales existe un supuesto o costumbre que les hace dar por bueno el establecimiento pétreo de filiaciones históricas o culturales a determinadas personas o colectivos. Pongo un ejemplo. Aunque ni Diderot, ni Montesquieu, ni Rousseau, ni Voltaire se pronunciaron al respecto han acabado siendo ”padres” de una izquierda que ni siquiera existía cuando ellos se paseaban in corpore nada sepulto por este planeta tan azul y tan verde. Recuerdo haber tenido esta conversación una vez con uno de los intelectuales (como decía la prensa) del grupo que fundó Ciutadans de Catalunya . Yo le decía que no me adscribía a ninguno de los dos bandos irreconciliables (para él) que han ocupado los extremos del arco político en los últimos 100 años, pero que los filósofos de la Ilustración formaban parte sustancial de mi formación humana e intelectual. Pues bien, él, que justo acababa de denunciar la extravagancia de unos “derechos históricos” reclamados por la Biblia nacionalista sí exigía sin asomo de duda una especie de ADN espiritual sólo y exclusivamente para mayor gloria de “la izquierda”. Resumiendo: mi compañero no creía posible que nadie sin esta etiqueta pudiera presentarse como libre heredero de lecturas o ideas que por lo visto tenían dueño pa los restos.
Cualquier persona con cierto espíritu crítico puede darse cuenta de que estas catalogaciones, taxonomías o filiaciones son puramente interesadas ideológicamente hablando. Y que este arrime de la sardina es el pan de cada día para cualquiera con una visión del mundo mancada de flexibilidad y con una agenda tirando a dogmática. Sea de la izquierda, de la derecha, de arriba o de abajo. Y viene a cuento por un artículo que acabo de leer en LD titulado “La moda de la inmortalidad” escrito por Horacio Vázquez-Rial, casualmente otro compañero del grupo impulsor de Ciutadans.
Por lo visto esa apetencia de inmortalidad (o más bien de falta de ganas de morirse) que ahora exhiben sin recato algunos intelectuales o científicos no sólo le parece de pésimo gusto sino que le da pié para meterlos en un saco con la etiqueta “ateos” aparente resultado de un linaje ancestral de lunáticos, errados y hasta de asesinos. El que alguien, que a mí sí me parece un científico , en función de expectativas bastante reales y fundamentadas sueñe con la posibilidad de alargar su vida mediante una modestísima “parcial y progresiva sustitución biónica de nuestras partes desgastadas” le recuerda a lo que pretendían “unos cuantos nazis dedicados a las ciencias, por vía del perfeccionamiento de nuestra especie”. Vamos, y luego se escandalizarán (y con razón) cuando alguien le llama Holocausto a un choque en cadena de bicicletas de trial.
Así que, como su otro compañero intelectual, les encuentra su debida filiación y les impone unos abuelos y bisabuelos sacados de la manga y que van tanto del materialismo dialéctico y de Stalin, como del positivismo y de Herder al superhombre y el eugenismo nazi. Si no t´agrada posa-t´hi fulles.
Se puede discutir la fundamentación de los sueños de un Ray Kurzweil
y si es razonable plantearse cuestiones tan especulativas como las de la inmortalidad. Pero, desde luego, tiene todo el derecho a entretenerse con desafíos intelectuales y científicos que, a diferencia de Vazquez-Rial, del otro compañero y de mí, le suelen resultar en inventos que luego utiliza y disfruta la gente de toda condición. Y sin experimentar con judíos (seguro que también lo es él, como casi todos) o con hermanitos siameses.
Así que, como le expresé entonces a mi compañero de sueños políticos en Cataluña, preferiría que no me hicieran trajes a medida tan parecidos a camisas de fuerza. Me gusta la ciencia ficción y, aunque no es mi tema favorito , agradezco que alguien con tanta capacidad como Hawking o Kurtzweil reflexione sobre cuestiones aún tan en los márgenes. Y, aunque atea, no soy (como se estereotipa en el artículo) ni socialista, ni anticlerical, ni antisionista ni partidaria dulce de esa cosa llamada “alianza de civilizaciones”. Y si fuera alguien que “busca su religión como puede” aún seguiría siendo una persona con derecho a escoger en un mercado libre de monopolios las ideas o lecturas bajo las que se acoge y ampara.
“La mortalidad es la fuente de toda ética” dice Vazquez-Rial. Antes se dijo lo mismo de la religión. Ahora vemos que se puede vivir en un mundo secularizado . Ni él ni yo sabemos cuál sería la ética en un mundo sin muerte y no tenemos prisa por descubrirlo. De momento y para largo todos seguimos teniendo fecha de caducidad. Se equivoca Vazquez-Rial con las tribulaciones del bello androide de Blade Runner: el asunto no era esa fecha de caducidad fijada indeleblemente en su circuitería (¿acaso no la llevamos también nosotros? ). Lo que movía a Roy Batty, su irresistible oportunidad, era que sabía quién era su creador y ¡dónde vivía!, esa Tyrell Co. tan poco parecida “al cielo” de los humanos. ¡Qué más querría cualquiera de nosotros!
Ray Kurtzweil quizá crea o no en Dios, pero lo que sí sabe es que no existe la posibilidad de ir y pedirle ni más vida ni toda la vida. Por eso, tipo altamente emprendedor, quiere encargarse él mismo de este asunto. Si hay alguna filiación es la de Prometeo.
12 comentarios:
Señora Pez,
Leyendo su ansiado artículo estival y, aunque mi memoria falla tanto como mi cuenta bancaria, de repente he recordado una deliciosa entrevista, justamente en LD televisión, realizada por su director Javier Rubio a Horacio Vázquez Rial.
Aunque en ella discurren varios temas de la biografía, amistades e influencias políticas y literarias del escritor argentino como José Agustín Goytisolo, Vázquez Montalbán o Gustavo Durán, hubo un momento en el que hablando sobre la determinación de las nacionalidades Vázquez Rial contestó: “uno está condenado a pagar el derecho de piso de los defectos que se le atribuyen al colectivo”.
Sirvo link: http://www.youtube.com/watch?v=LN2RN_ZE5gc
PS: No comprendo qué tiene que ver la ciencia en todo esto
"La más podrida de las ramas del híbrido al que dio lugar la decimonónica mezcla del materialismo dialéctico pasado por Engels y el racionalismo vulgar derivado de una Ilustración escasamente ilustrada ha sido el positivismo, que inundó nuestras cabezas a lo largo de casi doscientos años"
Lo siento, pero no he podido seguir leyendo, ahí me he quedado...
A todos los reaccionarios les parece fatal el siglo XIX. A mi, en cambio, me parece un siglo espléndido.
Parece que LD va a abrir una sección de ciencia, pero francamente dudo que se dediquen a combatir todos estos chismes teológicos que tanto abundan en la prensa (de derechas e incluso de izquierdas).
"Everybody wants to go to heaven but nobody wants to die" Albert King en una de sus canciones.
Gracias, Lady, por el vídeo. y dele recuerdos a su guardabosques, qué chico tan majo.
Qué manía tienen con eso de la izquierda y la derecha... Se ve que para todos esos que se dicen de "izquierdas" la vida (no sólo la política) es como una línea horizontal y ellos deben de ser un punto que está en el lado izquierdo. Qué cosa tan unidimensional: todos suelen llenarse la boca de frases hechas sobre el pensamiento "único", pero no parece que se pregunten de dónde viene la expresión.
La posición que ocupaban respectivamente Robespierre y Danton en la Convención revolucionaria francesa de 1789 es la sinécdoque de algo que muy pocos de los que se autodefinen "de izquierdas" son capaces de explicar. ¿Qué es hoy "ser de izquierdas"*? En todo caso, es manera muy poco original de describirse. Vale que le sirva a la Vicepresidenta para atacar a la Presidenta de la Comunidad de Madrid con el chiste de la "derecha extrema", pero su única originalidad trastocar el orden tradicional del adjetivo, que contra Franco se solía decir al revés...
A mi, personalmente, se me queda estrecha la posición. Si algún día se me ocurre alguna forma original de decir lo que uno es en política, te lo escribiré, Mujer-Pez.
En cuanto a la inmortalidad, déjales soñar...
Feliz verano,
Iñigo
*http://www.google.co.uk/search?hl=en&q=%22Qu%C3%A9+es+hoy+ser+de+izquierdas%22&meta=
"Impresive" artículo, Mujer Pez. Poco queda que añadir, sino confirmar. Los del pensamiento único (la izquierda socialdemócrata), no son sino una extensión de los dictadores comunistas, aunque con mejores formas y métodos. Sólo entienden "su" pensamiento, lo que hace que quieran imponer su minidictadura en lo cotidiano, aunque sea a golpe de talonario (ZP).
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Respecto a Kurzweil, famoso en mi mundo porque inventó un sintetizador musical que todavía hoy es de lo mejorcito, creo que tiene más razón que un santo. El negar que -ya en la actualidad-, existen adelantos científicos -y artilugios físicos- que hacen nuestra vida más longeva (marcapasos, corazones artificiales, prótesis, "riñones" externos, y las variantes biológicas de piel humana cultivada como las células madre que van a servir muy pronto para regenerar cualquier parte de nuestro cuerpo...), no resiste la evidencia. Por cierto, ¿alguien ha pensado en hacer un monumento mundial a esas extraordinarias células madre a las que tanto debemos y más aún deberemos toda la humanidad? ¿Porque no entran en nuestro concepto de la estética del arte? Ah, los humanos, desagradecidos... Coda: Me gusta la gente positiva como Kurzweil. Y si no llegamos a tiempo a disfrutar de sus predicciones, me alegro de que existan clínicas en Suiza donde te dan el pasaporte, cuando tú lo decidas, con dignidad.
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Saludos de 'arcu'.
Querida amiga,
Aunque como bien sabe, y por desgracia, no lo soy, me gustaría decir con el personaje de Amanece que no es poco, aquello de “yo es que he pensado que a mí tambien me interesaría ser intelectual. Como no tengo nada que perder (...) si además se puede decir... glande, víscera, paradigmático... pues no sé chico no sé, pero yo no le veo más que ventajas a esto de ser intelectual."
Así que, si fuese tan amable de indicarme en que castillo o venta le pudieran armar a uno “intelectual” se lo agradecería de por vida. De momento, y por aquello de hacer bulto, permítame endosarle algunos de esos párrafos con olor del arrabal en los que tan cómodo me siento.
De lo que acabaran siendo padres los señores Montesquieu, Rousseau y compañía, es cosa que no les puede ser achacada a ellos en ningún modo. Porque el mundo de las ideas políticas es como el de las donaciones seminales, que cada uno da lo que tiene y puede sin saber donde demonios irá a parar aquello. Y en ninguno de ambos casos resulta de recibo que al cabo de los años le acaben encajando al donante un vástago cabezón y desalmado como un desecho de tienta.
Lo que ya es más normal es que los expósitos, los bastardos y los hidepús se busquen sonoros linajes. Y más en un país de hidalgos como este, que con tal de lucir el pedigrí sin doblar la bisagra, la gente se declara heredera de cualquier cosa que lo valga. Cuanto más algunos de esos egregios “intelectuales”, a los que la plebe de la LOGSE no conocemos ni por el nombre de pila, que para dar bien en la ficha de las subvenciones posan con un busto de Voltaire a la vera, y el todo Balzac desfilando en las estanterías de su espalda. Como si tal peso cargasen en ella por todos los días de su vida.
La cosa es que una vez que un avaro me pisó el Marca en la biblioteca, acabé yo enredado a vueltas con una novelita que hablaba de lo que ustedes tratan. Y era que un fulano que no quería morirse, se vio tan harto de darle vueltas al asunto que se fue a resolver sus dudas con el autor de sus días, que no era ni mucho menos Dark Wader, sino el propio autor de la novela, de cuyo nombre no logro acordarme. Y tanto me enredaron con la cosa de la inmortalidad y el libre albedrío (por no pillar a tiempo el Marca, ya le digo) que acabé pensando que el Hombre es un gilipollas (y la Mujer también) por pasarse sus días dándole vueltas a cosas que no tienen remedio. Y, como decía el mismo escritor de esta novelita en otro libro que leí un día que faltaba el As, tanto tratamos de cerrar esa ulcerita cerebral que nos traemos de serie los seres humanos, que acabamos haciendo la digestión de nuestros propios sesos. Y nos arruinamos la vida pensando en cosas que pudieran ser pero que no serán, pues apuesto marranos contra gorrioncitos a que desde el señor Kurzueil hasta el último de nosotros la acabamos diñando menos tarde que temprano, y maldita la cosa para la que nos habrá servido entonces tanto teólogo, tanto escatólogo, con perdón, y tanto androide soñando con ovejas muertas. Y si no al tiempo.
Si no lo hubiese dicho otro intelectualazo de los gordos (que eso debe de ser el ser intelectual: pisarle a otro lo que está pensando) diría aquello de ““La vida es lo que sucede mientras hacemos planes para el futuro”. Salvo que uno pertenezca a esa digna estirpe que se sienta en su orejero favorito, a fumar en pipa con su jersey negro de cuello alto, y a improvisar con tono profundo: “ser un ratico, o ya ser pa to el rato, esa es la memez que me pagara la hipoteca esta semana”. Y es por eso amiga Pez, que yo a eso de ser intelectual no le veo sino ventajas.
Saludos, abrazos y nostalgias, según los casos.
¡Qué suerte que le pisen la bazofia deportiva, Apóstata! Supongo que una película como Despedidas, japonesa, encaja a la perfección en la tema de hoy (sic, sí, en femenino, que es acepción infrautilizada, cuando no ignorada, sobre todo por la banda de los intelectuales). Merece mucho la alegría de su contemplación. Se trata de viejas ceremonias funerarias atravesadas por la contemplación de alguien ajeno a ellas, una perspectiva que acaba enriqueciendo al espectador y renovando el posible sentido del rito.
En cuanto al cadáver que deja la muerte, me sigo rigiendo por el rito tibetano: cuarteado y ofrecido a las aves carroñeras.
Cuando aún no era intelector, escribí lo siguiente:
Cuando en tus manos claras
reserves la luz intensa
de mis ojos en viaje, girados
por siempre hacia la sombra,
y se confunda en los humedecidos tuyos:
ábreme el corazón y esparce
mi sangre por la tierra templada.
No aguardes los ecos mustios
del destello que huye del abismo
y se asoma falaz a tu deseo:
rásgame la carne entonces
por que respire libre el pecho
cuando me abandones ofrecido
en lo más desolado de las cimas.
Vivo volveré para ti en los ciclos
tenaces del tiempo
cuando la sombra del buitre
se perfile fugaz contra los riscos
o hacia sus propias raíces se inclinen
azotados por el viento los arbustos.
Sigo deseando lo mismo.
Gracias por su poema, Juan.
Eso de intelectual pues no sé yo. La prensa le puso ese nombre al grupo. Yo siempre me refería a e´l como grupo de "profesionales" porque parece que "personas" sonaba a poco :-)
Estimado señor Poz
El mismo autor de la novelita que le decía, era muy de aconsejar aquello de “¡No analices muchacho! ¡No analices!”. Aunque a fe que él mismo no se cuidaba de seguir sus propios consejos, y más bien vivía en un rumie continuo de asuntos que, por más que sustanciosos, ya han sido exitosamente finiquitados en el imaginario popular. Acuérdese usted sino del “Rascayú cuando mueras que haras tú. Rascayú un cadáver tu serás. Rascayú un cadáver nada más”. Que bien cerrado dejaba de una vez y para siempre el tema escatológico (en el buen sentido de la palabra).
Por eso servidor es muy de leer el Marca y cosas asín. Que traen mucho aparato fotográfico y estadístico en que entretener los sesos para que no se reblandezcan pensando en otras majaderías. Además Proust va a estar siempre en las estanterías, pero, lo que son el Marca y el As, si no los pillas en el día te los pierdes para siempre. ¡Colligo Marca! Amigo Poz, et Carpe diem quam minimum credula postero. Que ya de paso me apunto el latinajo por aquello de acabar siendo armado intelectual a golpe de pedantería. Como el Doctor Angel Kappa o el Licenciado Valdano.
Un saludo
Me gustaron sus versos.
Usted, amiga Pez, es sobre todas las cosas una de las personas que destilan una luz más genuinamente humana de cuantas he conocido. Tengo apuntado en el enclave dulce de la memoria la tarde en que la conocí a usted y a su encantadora familia. Y ya que de últimos estertores hablamos, espero que el día en que servidor entregue la cuchara, su imagen, de usted, comparezca en ese fugaz resumen cinematográfico que dizque nos asalta cuando la diñamos, justo entre la celebración de la Eurocopa y los difuntos pechos de Simona Halep. Por mantener un orden cronológico, aclaro.
Lo digo porque quizá uno se anda siempre demasiado frenético y demasiado enredado con su propia verbosidad para dar fe de estas cosas a su debido tiempo. Pero aunque sea con algo de retraso, tenía que cascárselo so pena de acabar reventando de pura ingratitud.
Esto, por cierto, no es necesario que lo publique, si no lo desea. Pero si lo hace, sepa que uno no se avergüenza de expresar públicamente sus afectos. Sobre todo si son afectos admirados y castos como los que yo le profeso. Porque si los enemigos dicen mucho del animal político que somos, los amigos dicen aún más del ser humano que quisiéramos haber sido.
Toda esta sártula de pedanteces, tan esdrujularias y sensíblidas como sincerosas, me las contabuliza a cuéntida de mi eventuálica investidencia como inteletualote de pro. Hecho que espero se producta antes de que me saquen de las listas retributivas del INEM. Que ya se sabe que las penas con ínfulas son siempre menos penas.
Un abrazo a usted y a los suyos.
Coda: En mi postulado al intelectualato, aporto también estudios superiores en graduaciones medias de universidades menores y cierta delicuescencia para lucir el pullover negro de cuello vuelto. También conservo un fortifaif de Charlie Parker en pésimo estado.
Teresa, qué pedazo de artículo o entrada (que no "post")... Seguiré leyéndote con placer. Ciao
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