Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

esa manía de don Fernando

martes, 9 de septiembre de 2008

Fernando Savater lanza un alegato a favor de la filosofía que titula exactamente así en su artículo en El País del día 2 de septiembre. Pero le añade una pulla contra la psicología evolutiva con estas palabras: “de ahí que quienes aconsejan con impaciencia a los filósofos acogerse a la psicología evolutiva o a las neurociencias sencillamente no entienden el chiste ni ven la gracia al asunto”. A mi me interesa la psicología evolutiva, pero no porque me sienta impaciente ni porque no le vea la gracia o el chiste a la filosofía. Lo que me ocurre es igual que lo que dice Fernando Savater que le pasaba a Isaiah Berlin que dejó la filosofía por la Hª de las Ideas: que al final queremos saber algo más que cuando empezamos. ¿Qué tendrá eso de malo?

Conozco su animadversión por la psicología evolutiva porque en más de una ocasión hemos hablado de ello. Y es algo que no comprendo. Descartada, por su erudición e inteligencia, la posibilidad de que no haya profundizado en el tema, no me queda ahí más que un interrogante algo desalentador. Cuando nos remite a un Giacomo Marramao que concluye que “las interrogaciones filosóficas se sirven de la experiencia”, no puedo dejar de pensar: ¿de qué experiencia hablamos? ¿De la del filósofo? ¿La de las personas que ha conocido sea de manera personal o a través de sus lecturas o estudios? Pero trascender este marco personal es justo el paso que da quien se plantea saber algo más que cuando empezó. Si “la filosofía trata de cuestiones no instrumentales —como las que se plantea la ciencia— y que por tanto nunca pueden ser definitivamente solventadas: sus respuestas ayudan a convivir con las preguntas, pero nunca las cancelan”, ¿por qué no intentar encontrar esas respuestas?

Naturalmente que la filosofía es la tierra que nutre toda la aventura intelectual y científica del hombre. La filosofía es la fase previa pero, para saber si una conjetura tiene alguna correspondencia con el mundo material (yo no creo que exista otro, pero vaya), hay que diseñar métodos para verificarla. Y la experiencia del filósofo no es la respuesta final sino la pregunta del principio. Incluso si estas preguntas se refieren al ser, al amor, al libre albedrío o no digamos al incesto. La aplicación de los métodos de las ciencias estaba confinada a determinadas especialidades, y se ignoraron sus más amplias implicaciones en nuestra visión de la realidad. Pero eso ya no es así y materias antes consideradas exclusivamente “humanísticas” se benefician de ello. La psicología evolutiva tiene su ámbito de discusión dentro del método científico: propone hipótesis, hacen predicciones, y diseña experimentos que confirmarán o falsarán esas hipótesis. ¿Por qué no utilizar esos instrumentos? La filosofía opera por medios introspectivos, pero siempre desde una óptica personal, subjetiva; opinativa digamos. Hasta hace poco las cuestiones que tanto nos incumben estaban sancionadas, descartadas, valoradas o anatemizadas por medio de la elevación del problema hacia Dios o por un análisis aproximadamente racional. Pero no teníamos ningún medio de contrastar su razón de fondo. Afortunadamente los avances científicos sobre la naturaleza humana de los últimos 200 años nos permiten un acercamiento más fundamentado. Me interesa la psicología evolutiva porque considero la conducta y el pensamiento humano como algo inscrito en el mundo de lo natural, y por ello estudiable desde el naturalismo científico. Naturalmente, los presupuestos de la psicología evolutiva pueden ser falsos, pero la ciencia adopta conclusiones sobre la realidad siempre dejando abierta la posibilidad de mejora en las teorías, o incluso de rectificación si aparece nueva evidencia que lo exija. Todo esto no lo hace el filósofo. Es más, como parte de un universo propio e intransferible, donde dijo “digo” puede luego decir “Diego” y aquí no ha pasado nada. Ejemplos, a porrillo.


De las cuatro nuevas ciencias que estudian la naturaleza humana -la ciencia cognitiva, la genética del comportamiento, la neurociencia y la psicología evolutiva - ninguna, al decir de Steven Pinker, ha despertado tanta controversia como esta última. La psicología evolutiva, en el sentido de que está basada en la teoría de la evolución, es una aproximación teórica que pretende explicar los rasgos psicológicos y mentales (como la memoria, la percepción o el lenguaje) como adaptaciones, es decir, como los productos funcionales de la selección natural o de la selección sexual. La psicología evolutiva se centra en cómo la evolución ha dado forma a la mente y a la conducta. Los filósofos y estudiosos que no aceptan que el hombre se inscriba y se estudie en la naturaleza, deberían explicar desde dónde enfocan su estudio. John Dupré, filósofo que cuenta con el interés de Fernando Savater, es de los que no simpatiza con los preceptos de la psicología evolutiva y cree que la evolución no puede decirnos casi nada respecto de la naturaleza humana. Le llama falacia a “comparar las conductas humanas con la de los animales”. Para investigadores como él, el ser humano es algo extraordinario, tanto como para afirmar que "los detalles de la mente humana son los parámetros de un rasgo único y exclusivo de una especie en particular" Según mi opinión, quienes más allá de admitir que plantean preguntas sin buscar respuestas, esperan encontrar explicaciones para la conducta humana fuera del ámbito natural especulan en el vacío. La ciencia no es una “teoría” o una “reflexión” como las demás. Representa el punto mensurable del conocimiento plausible según el tiempo y el espacio existencial humano, abierta a la corrección, al cambio y al progreso evolutivo.


No puedo presumir de ser amiga de Fernando Savater. Como respondió Ana Botella cuando le interrogaron por cierto supuesto affaire de su marido, parafraseo así: “qué más quisiera yo”. Pero hemos compartido mantel, empresa política y siempre que se lo he pedido ha participado en cualquiera de las charlas o conferencias que he organizado. Sé que está dispuesto, ocasionalmente , a agacharse a pesar de esa artritis que le desconocía y que lamento desde aquí, pero estoy segura que no le hará falta para atender benévolamente mi pequeña protesta. Con su media sonrisa y una mirada de soslayo será suficiente.

9 comentarios:

Brian dijo...

No entiendo muy bien la sentencia del tal Giacomo Marramao, pero me parece evidente que la filosofía y la ciencia -y estoy de acuerdo en que la P.E. hay que adscribirla a esta última- se mueven en esferas distintas, sin que ello vaya en demérito de ninguna de las dos. Una cosa es que un filósofo rechace, con todo derecho, el consejo de abandonar su disciplina en favor otra (quizá más "cool") y otra muy distinta que ambas sean incompatibles. Es más, me parecería castrante que a alguien se le forzara a elegir entre ambas esferas culturales. (Ya sabes, la "tercera cultura" de C. P. Snow y todo eso).

Pero eso sí, de la misma manera que siempre he considerado al Homo sapiens tan sujeto a la evolución como cualquier otra especie, sin falsos distingos entre "mente" y cuerpo, reclamo para la filosofía (de la ética, de la política, de la sociología, etc.) una esfera distinta a la de la ciencia experimental. Quienes pretenden que puede derivarse una ética a partir de presupuestos y leyes científicas son tan dogmáticos como quienes creen saber descifrarla a partir de una moral natural o revelada.

Oriana dijo...

Ufffff, empezamos mal. Semánticamente, me refiero. Comienza a extenderse un "falso amigo" (y en el caso de la entrada de hoy es Savater el primero en equivocarse): confundir la disciplina denominada en España psicología evolutiva o del desarrollo (en inglés developmental psychology), que es la que estudia los cambios psicológicos propios del desarrollo de la vida humana, desde la infancia a la edad adulta, con la recientemente emergida psicología evolucionista (en inglés evolutionary psychology), que es la que estudia el vínculo de la mente humana y sus manifestaciones con sus ancestros en la escala biológica. Piaget, sal de tu tumba y pon orden.

Pepe dijo...

¿Por qué Savater habría de acogerse a la psicología o a las neurociencias, cuando siempre se ha dedicado a la filosofía?
La psicología incluso si se llama evolutiva se supone una ciencia dura, experimental, como la bioquímica ¿Por qué nadie invita al filosofo a dedicarse a la bioquímica?

Unknown dijo...

Protestas bien, Ms. Pez. Mi sensación es que el "problema" de Fernando Savater, con todo respeto, es que lo que más le estimula parece ser las "interrogaciones", ese amor por la sabiduría sublime, hermética, inefable. Es un problema básico de la filosofía tradicional en general, (y me atrevo a decir que de la filosofía "continental" en particular), una especie de holismo impenitente, un exasperante dualismo cartesiano, que se empeña en buscar eternamente "propiedades emergentes" a base de argumentos tipo "skyhooks" y rehusa contemplar soluciones reduccionistas tipo "cranes". En mi opinión esto es perfectamente comprensible: la búsqueda de soluciones concretas se llama "ciencia". La filosofía no lo es.

Brian dijo...

Se agradece el esclarecedor comentario de Oriana.

Efectivamente, Mujer-Pez, Savater (parece) y, de rebote, quienes hemos seguido el guión, estábamos hablando en realidad de psicología evolucionista pero con la etiqueta cambiada. Esto nos pasa por fiarnos más (con razón, a pesar de todo) de la Wikipedia inglesa, "falsos amigos" incluidos, que de la española:

Evolutionary psychology (EP) attempts to explain mental and psychological traits—such as memory, perception, or language—as adaptations, that is, as the functional products of natural selection or sexual selection.

Deshecho el malentendido, solo añadiría por mi parte que el carácter científico de la psicología en general lo pondría muy entre paréntesis.

Iker Izquierdo dijo...

Yo leo con mucho gusto a Savater. Es un tío lúcido y su escritura es tan clara y sencilla que el castellano ha ganado mucho teniéndole a él escribiendo en esta lengua (compárese con mi torpeza). Sin embargo, al igual Ms.Pez, tampoco entendí sus recelos hacia la psicología evolutiva, a la que en ocasiones pone a la altura de la religión. En su último libro, "La vida eterna", me decepcionó su crítica a Steven Pinker, al que acusa de ser "alarmantemente inconsistente" cuando trata de la educación. Y ahí se queda la frase, invitándonos a tener fe en su afirmación. Me hubiera gustado alguna explicación más sobre el asunto, porque no me siento tan alarmado como él cuando leo a Pinker. Hum...

Ferran Caballero dijo...

Buenas,

dices que "La filosofía es la fase previa pero, para saber si una conjetura tiene alguna correspondencia con el mundo material (yo no creo que exista otro, pero vaya), hay que diseñar métodos para verificarla. Y la experiencia del filósofo no es la respuesta final sino la pregunta del principio." Y creo que en ésta definición de filosofia es dónde Savater (y me parece que una inmensa mayoría de filósofos) encontrarán siempre un punto de discrepancia irreconciliable con tus argumentos. Puede decirse, y me parece que con gran acierto, que la filosofia es la pregunta del principio y no la respuesta final. Pero creo que es un error entender que la filosofia no es nada más que esa pregunta inicial, la que pone en marcha el motor de la investigación científica. La filosofia es también la pregunta de en medio, la de un poco más adelante y si no es la última pregunta es simplemente porqué la filosofia niega la posibilidad de una pregunta tal. Por eso, aunque discrepo de Savater en muchas cosas, entre las cuales se incluye su exagerado rechazo a disciplinas como la psicología evolutiva, creo que tiene razón cuando afirma que "quienes aconsejan con impaciencia a los filósofos acogerse a la psicología evolutiva o a las neurociencias sencillamente no entienden el chiste ni ven la gracia al asunto". El filósofo, la investigación filosófica, no se construye sobre este "acogerse a" sino en contra de éste "acogerse". Creo que no hay filosofia más auténtica que la que se hace a martillazos.

Juan Poz dijo...

La única filosofía posible es la crítica del lenguaje, y no precisamente del filosófico, aunque también. Por otro lado, ese discurso "positivista", "materialista", "científico" o como se le quiera llamar, ¡qué necesario es cuando se leen discursos como el del Papa en Francia! Que a estas alturas aún haya voces políticas con una responsabilidad como la del títere Sarkozy diciendo que necesitamos a Dios...
Nietzsche fue demasiado piadoso con esa grey desamparada y cobardica de los teístas.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Yo también admiro a Savater, pero, como filósofo especializado en cuestiones científicas, no deja de molestarme ese "mirar por encima del hombro a la ciencia" que FS comparte con tantos otros filósofos e intelectuales. Personalmente, pienso que la ciencia, la filosofía y las humanidades, cuando se hacen en serio, no son actividades intelectuales diferentes: en los tres casos se trata de formular preguntas interesantes e intentar hallar respuestas que puedan apoyarse con argumentos razonables. No hay más diferencia entre la filosofía y la ciencia, que entre el electromagnetismo y la edafología, o la filología clásica (¿puede haber algo más científico que la historia del deciframiento del hitita, p.ej.? -http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_hitita)