Dice Arcadi que el fenómeno del súbito ataque de
independentismo en Cataluña debe mucho a los medios. ¡Y tanto! Estará bien que
lo recordemos para siempre. Los medios influyen en las conductas y esa
sobredosis de españanosroba unida a las proclamas y loas al mundo mejor que nos
espera y que sólo depende de una papeleta entre el índice y el pulgar ha
permeado.
También el principio de conformidad, que dicen los
psicólogos. Cuando una opinión se mantiene dentro de ciertos porcentajes, las
personas sin convicciones claras pueden ignorarla. Incluso bromear. Pero si
crece, su efecto arrastre se acelera porque, entre otros motivos, la amenaza de
punición real asoma por el horizonte.
Tampoco tiene porque haber un motivo racional que
lo explique cabalmente. Los matemáticos conocen el tema. Esas “cuencas de atracción”. Es parecido a esas novelas que llegan a best-sellers mundiales y
nadie lo entiende. Así resulta que, por azares de la interacción de los medios
de comunicación, lectores y oportunidad temática coyuntural, ese tontísimo
libro sobre señoras y señores a quienes les gusta arrearse entre encajes y ropa
de marca está hasta en la sopa.
Sin olvidar que hay ideologías que, como infecciones meméticas, se pueden mantener latentes durante decenios. Pero
comparten el oportunismo sin corazón de cualquier otro replicante. Es evidente
que la crisis y el miedo han debilitado el cuerpo social. Y que la tradición de
presidentes de la Generalitat como un cencerro ha vuelto a florecer con
exhuberancia.
1 comentario:
El ataque de independentismo está todavía calculado muy grosso modo. Los poderes de "atracción" de los medios (nada que ver con el "soft power")aún tienen que verificarse. De momento hay encuestas contradictorias y confusamente extrapolables, pero la verdadera encuesta se celebrará el 25 N.
A los amigos catalanes no contaminados por el meme nacionalista os deseo una noche de elecciones razonable y una mañana siguiente que ponga las cosas en su sitio. Y sobre todo en su tiempo: en la segunda década del siglo XXI y no a mediados del XIX (cuando se creó Italia y Luxemburgo, por ejemplo)
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