Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

La responsabilidad personal: caso práctico

martes, 9 de agosto de 2011

Hace unos días paseaba con un amigo con quien comparto algunas de mis inquietudes favoritas. Igual que yo había leído el artículo "El cerebro a juicio" de David Eagleman que Arcadi Espada había mandado traducir a la estupenda Verónica Puertollano y que también habíamos colgado en Tercera Cultura. Mi amigo es tan tajante como Espada sobre la influencia en el comportamiento de la genética y la biología en general, y está de acuerdo plenamente con esta frase de su post: "El principal reto del futuro será vivir en un mundo donde la responsabilidad personal se habrá diluido".

Yo también estoy convencida de que los nuevos avances en neurociencias harán que muchas disciplinas modifiquen sus planeteamientos de manera progresiva. Pero dudo de que sea posible una sociedad donde la responsabilidad personal o la culpa dejen de tener un papel destacado. Si la conducta está determinada, las reacciones ante la conducta, también. La necesidad de reparación, de justicia, de que quien vulnere las normas sea sancionado es tan fuerte como el impulso irresistible a saltárselas de un sujeto concreto.

Se me ocurrió contarle un caso que me fascinaba. Hace un tiempo, una mujer a quien conocía sólo superficialmente, sabiendo mi interés por ciertos temas, tuvo la confianza de participarme de algo muy privado. Por problemas médicos que serían largos de explicar, dejó de producir las hormonas típicamente femeninas, estrógenos y progesterona. Y, aparentemente, los andrógenos adquieron un protagonismo inusitado. Poco a poco y ante su sorpresa (según ella, había sido más bien "sosa") su libido empezó a ser más potente. Hacía 20 años que vivía en un fiel y feliz matrimonio y se encontró en una aventura extraconyugal.

Le pregunté a mi amigo que qué haría él en este caso. Y fue implacable: jamás perdonaría a su mujer una infidelidad. Se separaría de ella sin dudarlo. Le recordé las circunstancias hormonales del caso en cuestión y su posible influencia en la decisión de la señora. Por la cara que puso, vi que le harían falta informes médicos muy contundentes para valorar siquiera un pretexto como éste.

Arcadi Espada también dice en el post que "hasta ahora la ciencia es capaz de señalar el origen biológico de las desviaciones exageradas. Pero la cuestión no es que las desviaciones comunes no lo tengan" y mi amigo suscribe esta aseveración de forma muy sincera. Mi amiga alborotada es muy probablemente uno de estos casos de "desviación común". Pero lo que no sea válido en el dormitorio de casa, ¿cómo va a serlo a escala social? No puede construirse en serio la casa por el tejado.

Podría ser que con el tema del determinismo en la conducta suceda como con la física cuántica, la del microcosmos. Todos sabemos que la materia en realidad no es sólida. Lo que ocurre es que no sólo no lo tenemos en cuenta en la vida real, la del macrocosmos. Es que sería muy peligroso si lo hiciéramos. La de batacazos que nos daríamos. Por este motivo, nosotros y nuestros televisores de plasma vivimos en mundos agradablemente paralelos.

Pero el conocimiento de nuestro cerebro y de nuestra biología es asombroso. Veremos en el futuro de qué manera nos cambiará la vida.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Curiosas reflexiones. La verdad es que las neurociencias abren otro mundo...


Carlos Mª

Antonio dijo...

El artículo tiene su interés, pero está igualmente plagado de trampas para simples, como Arcadi.
Verbigracia: si fuera cierto que
"una cosa parece clara: si existe el libre albedrío, tiene poco sitio para operar"
¿cómo se justifica la ambiciosa esperanza en que "podemos construir un sistema legal informado más profundamente por la ciencia, donde seguiremos sacando a los criminales de las calles pero adaptando las sentencias, impulsaremos nuevas oportunidades para la rehabilitación, y estructuraremos mejores incentivos para la buena conducta."?

El mundo de la divulgación científica está lleno de advenedizos en pensamiento científico.

Santiago dijo...

Es muy sencillo de entender. Si seguimos la recomendación evolutiva de Cristo: "ama a tus enemigos", en el futuro la justicia cambiará radicalmente, y más la política penitenciaria. La justicia, porque cuando sea realmente justa (y no antes) no condenará a "penas" de prisión, sino a periodos de reentrenamiento de los valores adaptativos. La privación de libertad no se basará en periodos preestablecidos, sino en la capacidad de la persona que ha errado de reestructurar su mente a través de un entrenamiento adecuado, plazo diferente para las diferentes personas.

El libre albedrío, si lo tiene, tiene un margen muy estrecho, casi imperceptible, algo lógico si nos damos cuenta de que antes de cualquier decisión supuestamente libre, hemos tomado otras que han ido condicionando a las sucesivas. Y si viajamos hacia atrás en la historia personal, llegaremos al momento en que no tomábamos decisiones en absoluto, sino que nuestros padres las tomaban por nosotros, y más allá, en el vientre materno, y más allá...

La cuestión entonces es la probabilidad, e igual que hay un determinismo probabilístico a nivel cuántico, ¿cómo no va a existir un determinismo en un agregado de cuantos? Es puro caos.

http://santiagofbarrero.wordpress.com/