Señala Arcadi, desaprobador, que en el parlamento catalán, a diferencia del bipartidista americano
(al que, por serlo, califica de “serio”, cosa sorprendente), existan 7
partidos, lo que le parece un ejemplo de incapacidad vertebradora. Impresionante asunto. Impresionante porque, como me acaba de recordar con retintín un amigo mío,
él es, precisamente, culpable de primer orden en la creación de uno de los más
jóvenes que pueblan la cámara catalana. Y cuando lo puso en marcha, había, que
yo recuerde, cuatro. Bipartidismo doblado.
Por si fuera poco, critica
de paso, inscribiendo el hecho despectivamente tanto en lo “humorístico” como
en lo “patológico”, que intente jugar la liga ese partido raro, Upyd, que parece
ahora que no va con él. Y sí que va. Por lo menos fue. Arcadi estuvo en el
bautismo de UPyd casi llevando el cirio. ¿Por qué? Porque Ciutadans se iba a
pique. Lo estaban destrozando. Bien que reprobó aquel vergonzoso 2º Congreso,
que provocó la marcha de todos a los que nos cambiaron el Ideario moderno y
transversal que votamos por el del Psoe 2. Y cómo se quejó también cuando lo de
Libertas, nuevo éxodo masivo.
Yo me alegro de la
recuperación actual de Ciutadans. Ciutadans también es mío. Pero lo es “aquel”
Ciutadans. De la misma manera que no puedo evitar esponjarme esquizofrénicamente
cuando Rivera sale airoso en un debate o cuando salen de su boca palabras que
yo también suscribo y que siempre quise oír justamente donde a él se le permite
decirlas ahora. “Eres gilipollas”, me espeta siempre mi marido. Me sabe mal que
conozcan las expresiones que me dedica, pero en su descargo diré que no suele ser
malhablado y que se reserva muy especialmente para mi “faceta” política. Y seguramente
son de lo más justas viendo la desproporción de atenciones que existió en mi
corta relación con el líder de Ciutadans. Seguro que Disney tiene algún cuento
en el que, al hada madrina, el principito, una vez otorgado el don, la abandona
en un bosque oscuro lleno de ramas retorcidas y ojos amarillos. La niña que hay
en mi se estremece.
Pero volviendo a la faction.
Independientemente de mi opinión,
de lo que yo haría si estuviera en mi mano, lo que hay es lo que hay. Y de eso
que hay también tiene parte de responsabilidad (yo diría que una gran parte de
responsabilidad) mi querido amigo Arcadi. Ahora está concentradísimo en
Ciutadans. Y no me cabe duda de que el partido le debe mucho por el resultado
estupendo de esta campaña. De verdad: que dure. A veces los intereses no duran.
Fue una lástima que varios “intelectuales”, a las puertas del 1º Congreso de Ciutadans y en
el momento de tomar decisiones importantísimas que determinarían el devenir del
partido, se declarasen hartos de todo. Si hubieran aguantado sólo un poquito,
Rosa Díez y los chicos de Basta Ya! hubieran podido incorporarse de la mejor
manera en Ciutadans. Pero no fue así, las fuerzas se desequilibraron y se quebró
la confianza. Y no es de extrañar recordando aquel principio de travesía.
Vamos, lo que les contaría
yo. En fin, si quieren saber más de todo ello, lean “Citileaks. Los españolistas de la plaza Real”. Ese libro considerado “inoportuno” por unos cuantos.
2 comentarios:
es, cuando menos, decepcionante el comportamiento personalista de Rosa Díez. No soy un defensor de C's ni de sus dirigentes, y me aparté de ellos ante tantos conflictos internos y actuaciones poco comprensibles como la de Libertas, cosas que parecen ahora afortunadamente superadas. Pero unos y otros deberían intentar llegar a un consenso. No hacerlo y además rechazar frontalmente hacerlo con excusas absurdas (C's no es "nacional", tiene un programa distinto...) es penoso.
Como puedes comprender, bien que me gustaría mejorar el tema electoral en Cataluña. Es algo difícil de sobrellevar. besos,
Teresa
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