Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

los enanos hambrientos de Corea del Norte

miércoles, 21 de diciembre de 2011


Esto de arriba es Corea del Norte. A diferencia del sur, la electricidad como si no existiera. Es un producto de la pesadilla comunista, aunque al parecer, como nos cuenta Christopher HItchens en este articulo producto de su estancia en aquel país, el mero concepto de comunismo allí está muerto. Ni siquiera en su más reciente “constitución”, ratificada en el 2009, aparece tal palabra.

En el libro de B.R. Myers que cita Hitchens, The Cleanest Race: How North Koreans See Themselves and Why It Matters, advierte el autor que el coreano sería un fenómeno de la más extrema y patológica derecha (aunque a mi me parece una distinción irrelevante), y el suyo un estado militarizado, basado en el esclavismo, que instila en la población los más exagerados sentimientos racistas y xenófobos. “La arrogancia racial y la histeria nacionalista son elementos que cementan los sistemas más odiosos, como europeos y americanos deben recordar”.


Ese orgullo, esa superioridad por su limpieza de sangre, por su pureza, hace a Hitchens a preguntarse si podría conducir a esos esclavos coreanos a “amar sus cadenas”. Sorprende ver que en Corea Sur hay alucinados (bien, aquí aún hay gente orgullosa de llamarse “comunista”) que sienten admiración por el régimen de Kim Jong-il (ahora de su bienamado hijo) y aunque no resistirían en ese lugar ni un solo día, piensan quede alguna manera son coreanos “más auténticos”. ¡Esa pesadilla de lo “auténtico” de la que ninguna sociedad se libra y que aquí sufrimos en distintos grados!


También es fascinante el hecho de tener en Corea del Norte un laboratorio vivo y despiadado en pleno experimento biológico: el norcoreano medio es casi un palmo más bajo que el surcoreano medio. ¿Qué rasgos físicos y comportamentales se pueden esperar de una población de “enanos hambrientos y atrasados en su desarrollo, viviendo en la oscuridad, mantenidos a perpetuidad en el miedo y la ignorancia, con el cerebro lavado con el odio, regidos, coaccionados e inculcados con el culto al líder?”

2 comentarios:

Manuel Álvarez dijo...

Lo de Corea del Norte es para llorar.
He recogido algunas informaciones.

Aquí más.

Anónimo dijo...

cuanto hijo de la gran puta hay diciendo tonterias y mentiras