Cada vez está más claro que la violencia juvenil tiene unas causas profundas independientes y previas al pretexto que se arguya para justificarla. No es la primera vez que cuelgo un post con este tema. Y si insisto en ello es porque ciertas evidencias parece que cuesta que los medios y los políticos las conozcan y valoren. Los únicos que las captan son los publicistas. Sin embargo hasta la prensa más conservadora nos da a elegir entre dos definiciones (¿Románticos o vándalos anti-sistema? Anda ya.) a cada cuál más falsa.
Hay muchos motivos para la violencia en grupos organizados. Naturalmente que existe la protestas originada por condiciones de vida precarias o por motivos ideológicos. Pero hay fundamentos más estructurales, en el sentido psicológico y social, que no se suelen tener en cuenta. Para los machos tener un puesto en la sociedad es esencial porque necesitan ser valorados por las hembras. Está en juego la propagación de sus genes. Los machos tienen más fuerza y una agresividad mayor. Sabemos tan sólo de dos clases de primates cuyos machos viven en grupos emparentados entre sí y que ocasionalmente atacan a individuos o grupos vecinos con tal brutalidad que llegan a matarlos. Son los seres humanos y los chimpancés. Esto lo explica muy bien Adolf Tobeña en su libro "Cerebro y poder" que estoy leyendo ahora. Llevado esto a nuestra experiencia más directa y actual, vemos que los jóvenes varones suelen reunirse en la adolescencia (y, a veces, aún más tarde) en bandas en las que suelen crearse de forma espontánea o, heredada de otros culturas (como las de grupos latinoamericanos), fratrías donde se juramentan entre ellos y en contra de arbitrarios enemigos. Y los hombres tienen más tendencia a dejarse llevar por el entusiasmo, a consentir en la guerra, las violaciones o los impulsos asesinos, a sentirse estimulados en involucrarse en interacciones violentas cuando van en grupo.
No siempre la inadaptación o la injusticia social son “motivos” para la violencia, aunque recurramos a ellos para justificar cosas que nos parecen incomprensibles como que unos tipos la emprendan con la integridad de las personas o sus bienes. Si somos realistas, hemos de considerar la posibilidad de que los que cometen actos vandálicos sean simplemente unos gamberros que quieren descargar la presión del ímpetu de su edad en las espaldas (muy anchas) del resto de la sociedad. Y esto tanto vale para analizar la estructura psicológica más profunda de los miembros de la Kale Borroka como la de una banda latinoamericana como la de los hinchas desmadrados de un equipo de fútbol o estos pijos de Pozuelo.
El análisis de los códigos morales y sociales es mejor servido por la ciencia, en este caso por el paradigma darvinista. Una visión que huya de lo ideológico puede contemplar casos como el de Pozuelo como resultado de la violencia latente de los hombres jóvenes que utilizan una vía de escape para ciertos impulsos siempre cerca de la superficie, listos para mostrarse cuando las restricciones culturales aflojan. Quizá le daríamos otro significado a la necesidad de orden y autoridad aparcando apriorismos que no se apoyan en base real y que nos impiden cortar de raíz algunas manifestaciones que ni tienen carácter reivindicativo, ni de opresión social ni de discriminación. Nos ahorraríamos recursos. Podríamos aplicar, siempre desde la democracia más exquisita, ciertos principios. Quizá esa “tolerancia cero” ante la violencia gratuita que tan eficaz ha resultado en los países que se han decidido por ella. En resumidas cuentas: que estos desmanes los paguen. Y, si son menores, los padres. Y ya.
7 comentarios:
Hace ya tanto tiempo que nos acompaña la violencia gratuita ! La vemos y la sentimos por todas partes y, especialmente, en los medios de comunicación y en grupos como comentas. También en las pequeñas cosas encontramos violencia: en la cola de la tienda, en el metro, en las discotecas, ... Parece que sea intrínseco al ser humano, cosa que yo no creo, pero lo parece. Es un tema muy extendido, de hecho lo raro es no encontrar violencia.
Creo que no sólo es cuestión de los jóvenes y sus padres, creo que es un tema transversal a toda la sociedad o a casi todas las sociedades, por eso creo que se necesita un cambio más profundo, de esos de arrancar las raíces y volver a crecer de nuevo...
Interesante post! besitos
No ha entendido usted nada, Sra. Arda.
Me encanta el concepto "la violencia pija", que refleja perfectamente lo que ellos mismos definirían muy probablemente como un "derecho". Por otro lado, creo que las "sororities", por emplear un término conocido, son exactamente iguales a las "fratrías", ahí sí que no hay distinción sexual alguna. Se juntan, además, en el culto a Baco, con una alegría aguardentosa y patética que provoca náuseas.
Como uno escribía hoy en El País, "tenemos nuestros principios", aunque no añade que también tienen "sus finales", y en Pozuelo han dejado una buena muestra. En fin, que no salimos de cafres, y con el actual sistema educativo, marchamos a pasos agigantados hacia la barbarie: ¡bienvenidos a la revolución de la ignorancia acomodada!
Contemplar los hechos de esos polluelos de Pozuelo es como ir consumiendo el argumento de una misma novela que cambia cada día de autor pero que la estructura del guión es inmutable.
Estos jóvenes se convierten en héroes anti sistema con la única superioridad moral de atesorar los peores resultados educativos en Europa aunque eso sí, reivindicando botellón para poder asumirlo en el efecto de sus mileuristas supervivencias.
Quienes ya tenemos una edad sabemos que los antisistema de antes salían a las calles a tirar piedras tras ocho horas de estudio y con una mayor y mejor cultura general que les otorgaba el pasaporte a la crítica. Parece que ahora el guión es justamente el contrario y que a nuestro gobierno incluso no le parece mal, como se vio en Cataluña legalizando, por ejemplo, como asociación cultural y por tanto con derecho a subvenciones, a los Latin Kings. No me extrañaría que en un par de años los chavales de Pozuelo tengan monumento. Siempre el mismo guión.
Todos estamos de acuerdo en un rotundo NO A LA VIOLENCIA, ni género ni edad. Sin condiciones. Tal vez es una cuestión más bien familiar que política. EN mi opinión, y es un problema que me preocupa y me ocupa, como madre, tal vez los jóvenes buscan el sentido de pertenencia en un grupo fuera de su seno familiar, ya que hoy día éste parece estar "pasado de moda"... sólo es una llamada que tal vez todos los padres y educadores deberíamos preguntarnos algo: "¿qué estamos haciendo diferente a generaciones anteriores?". Se que el entorno y la sociedad, los medios y la tecnología, es difernte e influyente, pero creo que ESO es una cuestión familiar y no política. De todas formas, gracias por tu post. Es importante que pensemos en ello. Todos...
(Padre)—¿Adónde has ido?
(Hijo)—A ninguna parte.
—Si es verdad que no has ido a ninguna parte, ¿por qué te quedas aquí como un golfo sin hacer nada? Anda, vete a la escuela, preséntate al «padre de la escuela», recita tu lección; abre tu mochila...
...«¿Crees que llegarás al éxito, tú que te arrastras por los jardines públicos? Piensa en las generaciones de antaño, frecuenta la escuela y sacarás un gran provecho. Piensa en las generaciones de antaño, hijo mío, infórmate de ellas.»
Este texto no tendría nada de especialmente sorprendente si no fuera porque está escrito con carateres cuneifores en una tablilla de barro cocido sumeria que tendrá unos 3.700 (tres mil setecientos) años, traducida por Samuel N. Kramer y publicada en su delicioso libro "La historia empieza en Sumer".
Le da a uno qué pensar, verdad, antes de empezar con los tópicos sobre los males de la vida moderna.
Se puede leer entera aquí:
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=3423
y aquí:
http://www.scribd.com/doc/4239348/KRAMER-Samuel-Noah-La-Historia-empieza-en-Sumeria
Saludos :-)
¡Qué contenta estoy de verte, Arturo!
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