Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).
olor a tigre
miércoles, 9 de mayo de 2007
Tanto en las algaradas violentas que se han producido en Francia con el pretexto ahora de que no tendría que haber ganado quien democráticamente ha ganado, como en las algaraditas violentas que han tenido lugar estos días en Madrid con el pretexto de que la policía se metía en lo que no le importaba, las imágenes que se muestran de los autores de los hechos son absoluta y únicamente de machos. En la noticia de Libertad Digital se habla de “violentos de izquierda” y en la de El País de “alborotadores”. Pero el rasgo evidentísimo y por ello mismo menos remarcado es el sexo de los angelotes. La ciencia ya no cree que la agresión humana tenga causas solamente culturales. Los genes, el cerebro, las hormonas están involucrados. El que la vasta mayoría de crímenes en el mundo estén cometidos por jóvenes machos adultos está diciendo algo que algún día habrá que escuchar. Existen graves reservas a la hora de acercarse a estos temas desde un punto de vista biomédico, como el de estudiar en los niños y jóvenes los marcadores genéticos o neurológicos que predisponen a la violencia, y en cómo se les trata de manera acorde a la información obtenida. Como dice Franz de Waal en su libro “Good natured” tememos este conocimiento porque potencialmente también puede llevar él mismo al abuso. Pero en realidad muchos prefieren contar sólo con las razones socioeconómicas y ambientales, que son muy políticamente correctas, no les vaya a pasar como a Sarkozy a quien estar más al día en ciencia le valió un rapapolvo descomunal.
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6 comentarios:
No pensamos únicamente en actos violentos. Fijémonos en esos vídeos que circulan por internet de jóvenes haciendo el loco con motos, coches, bicicletas, tablas de surf, etc, poniendo lo máximo de su parte por lesionarse. Una proporción brutal de los mismos son hombres.
A los hombres, en promedio, nos va mucho más 'la caña' que a las mujeres. Una vez más, los estudios de gemelos indican que detrás de esto hay causas genéticas.
Se pueden comparar las cifras de delincuentes encarcelados varones y mujeres. Éstas últimas representan un porcentaje relativamente pequeño de la población carcelaria.
Si habláramos específicamente de condenados por delitos violentos, las cifras demuestran que son abrumadoramente cometidos por varones. Aquí, en los USA o en Camboya.
No parece fácil explicar ese "sesgo de género" (permítame el sintagma) por factores meramente culturales. Pero no se preocupe que si alguno de los que defienden las explicaciones socio-culturales (ya sabe, todo es socialmente construido) pasa por aquí probablemente se llevará las manos a la cabeza.
Una cosilla más, que no es cosa de ponerse pesado. Ud. habla de genes, hormonas y cerebro en relación con la conducta, que está muy bien. Pero no nos olvidemos de que los seres humanos también actuan por razones y deciden, con lo que ya tenemos el problema montado.
Para ser concretos, la última estadística de Instituciones Penitenciarias dice que en España el 91,91 % de los presos son varones, y el 8,09 % mujeres.
Por cierto, encontré la estadística de marras hace algún tiempo, a raíz de un debate relativo a un tema sobre el cual también vendría a cuento el segundo párrafo del comentario de Schelling (y que quizá mereciera una entrada, querida mujer-pez): la violencia "de género" y el agravamiento generalizado de las penas si los hechos los comete un varón sobre una mujer. La justificación de la medida legal, según sus partidarios, es que en nueve de cada diez casos de violencia doméstica el agresor es el varón y la víctima la mujer, debido -dicen- a condicionamientos socioculturales. En fin...
Pués a muchas hembras les pone un macho de mirada agresiva y altiva.
Véase el triunfo de Aznarkozy en La France y el rubor de la anfitriona por su tipología.
Abate Marchena.
No será el cerebro el que esté involucrado, sino su falta.
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