Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

miércoles, 8 de enero de 2014


Cataluña / tribuna abierta

El asalto a la sede de UPyD






Día 08/01/2014 - 09.56h

Nadie del gobierno de la Generalitat expresó condena alguna por la agresión después de los hechos. Tampoco se detuvo a nadie, al contrario de lo sucedido en la Blanquerna

 El jueves 28 de noviembre, el responsable de la sede de UPyD en Barcelona entregó documentación informativa a unas jóvenes en el portal. No se sentía tranquilo y prefirió no recibirlas arriba. Unas semanas antes, unas personas habían insultado y amenazado de muerte a los miembros de UPyD desde el portero electrónico. Aunque las chicas, amables y educadas, habían avisado del día y la hora en que vendrían, decidió hacerlo de esta forma. Pero la puerta no quedó bien cerrada o ellas impidieron el cierre total. La cuestión es que, al cabo de unos minutos, alguien llamó a la puerta del piso. Al abrir, un grupo de gente se le abalanzó, lesionándole la muñeca cuando quiso detenerles. Encerrándose en el despacho para llamar pidiendo ayuda, oyó cómo iban entrando diversos grupos.
Hasta que este encierro terminó, pasaron un par de horas. Mucho antes de que llegasen los Mossos, estaba allí un medio de comunicación, «La Directa», antes dirigida por David Fernández, diputado de la CUP en el Parlament. Según testigos de UPyD que se habían congregado en la calle, los Mossos, que en principio parecía que iban a actuar en consecuencia, fueron recibiendo unas instrucciones por teléfono que variaron su actitud. Toda la contundencia se redujo a tomar la afiliación a los asaltantes. Ni una detención. Nadie fue gravemente lesionado, ni hubo destrozos. Parecido a lo sucedido meses antes con la irrupción de un grupo «ultra» en la librería Blanquerna de Madrid. Sin embargo, sólo un diputado de Ciutadans y otro del PP se solidarizaron con UPyD. Nadie del gobierno de la Generalitat expresó condena alguna por la agresión después de los hechos. Tampoco se detuvo a nadie, al contrario de lo sucedido en la Blanquerna. Los únicos apoyos fueron los recibidos por los fascistas por parte de un partido con representación parlamentaria, las CUP, por su supuesta acción en «defensa del catalán». Han pasado varias semanas y los Mossos de Esquadra están realizando diligencias de investigación para averiguar quienes fueron los asaltantes, cuando paradójicamente se les dejó libres. Upyd presentará una querella criminal contra los responsables.
¿Qué sucede en Cataluña? Somos testigos de una alarmante tolerancia y comprensión desde las instituciones hacia esos grupos de exaltados, utilizados por algunos como primer ariete. No son en absoluto descabelladas las sospechas de que el nacionalismo espolea estas acciones. Por eso el mensaje es «adelante, que os saldrá gratis». Y, mientras tanto, la ciudadanía cada día más dividida. Y una parte de ella, desmoralizada y escandalosamente desprotegida. Estamos asistiendo, asombrados, a un acontecimiento extraordinario desde la llegada de la Transición: el asalto a la sede de un partido político y que eso no constituya un escándalo de primer orden.
María Teresa Giménez Barbat
Escritora y miembro del Consejo Territorial de UPyD en Cataluña