Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

martes, 9 de abril de 2013




"Los griegos tienen fama por haber inventado la democracia, en la que los dirigentes no son hereditarios sino elegidos por medio del voto.  La mayoría de las sociedades tribales son también relativamente igualitarias y eligen sus mandatarios, pero los griegos fueron más allá introduciendo el concepto de ciudadanía que se basa en un criterio político antes que en el parentesco". (Fukuyama)

Así, los antiguos pueblos mediterráneos sentaron un precedente extremadamente importante para el  desarrollo de la civilización europea. Desbaratar los lazos de sangre. Una revolución.






Me ha gustado mucho el último libro de Francis Fukuyama "The Origins of Political Order". Así que voy a recoger aquí algunos de los temas y pasajes que más me han interesado.

Por ejemplo: la fragmentación social que existe en Melanesia es extraordinaria y  Papúa Nueva Guinea cobija más de 900 lenguas mutuamente incomprensibles. Esas tribus se conocen localmente como "wantoks",  de "one talk", una corrupción pidgin del inglés, gente que habla la misma lengua.

Arcadi y mi idea "extravagante"

lunes, 8 de abril de 2013





Arcadi comenta un artículo mío de Letras Libres (el último) que hace referencia a una polémica entablada entre él y Fernando Savater a propósito del “libre albedrío”. Por lo que yo entiendo, según como lo ve Arcadi, Savater sigue considerando esta supuesta facultad humana desde el punto de vista de la filosofía tradicional, con un yo que sopesa y decide en libertad. Sobre lo que piensa Arcadi puedo estar más confiada ya que hemos hablado de ello bastante a menudo. Y es esto. En los últimos años, especialmente desde la neurociencia, nos llegan informaciones que hacen pensar que es difícil de sostener esa idea del yo decisor. El ser humano no es libre porque actúa como resultado de procesos que tienen lugar, incluso, fuera de su consciencia. Las consecuencias son obvias y se harían notar muy especialmente en todo lo que tiene que ver con la culpa y el castigo ya que este determinismo implacable eliminaría de cuajo la idea de responsabilidad personal. Arcadi está convencido de que las personas no somos libres para elegir y que esto cambiará, en cuanto se comprendan cabalmente sus implicaciones, todo un universo conceptual que va desde la filosofía al mundo de las leyes y la justicia.

Yo soy tan lega como él en neurociencia, pero tengo la impresión de que la cuestión es mucho más compleja por un lado, y hasta cierto punto ociosa por otro. Por eso ponía el ejemplo de la física cuántica y de la solidez de los objetos. Arcadi no me ha entendido y lo califica de “extravagante”. Aunque esa revolución en la física ha subvertido conceptual y tecnológicamente nuestras vidas a niveles impensables en tiempos, la caída del concepto de libre albedrío en la forma clásica que conocíamos no echará, en mi opinión modestísima, por los aires el sistema judicial lo mismo que no nos hemos lanzado a darnos coscorrones con objetos cuánticamente vacíos.

Creo que poco a poco se irán redefiniendo los conceptos de “libertad”, “voluntad”, “culpa” y, quizá, “castigo”, como reclaman muchos. Ya no será tan fácil sostener constituciones basadas tan decididamente en la idea de la “Tabla Rasa” como la nuestra. Veremos que pasa con un objetivo tan ambientalista como que el fin de la Justicia sea la transformación de un reo, incluso de un delincuente sexual agresivo, en un ciudadano adaptado. Quizá el sistema penal se alíe con la bioquímica a no tardar. Pero el sistema penal y de justicia contienen unos elementos profundos tan arraigados en la misma estructura del cerebro que casi se les podría llamar “fenotípicos”. Yo, igual que Arcadi, puedo hacer una predicción de profana leída. Y es que se cambiarán actores y decorados, pero la obra va a ser parecida. Vamos, que no habrá “leñazo”.