Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales, en tiempos de escasez,
cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel
y significado cósmico o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor,
los hábitos de pensamiento familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea. Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad. Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).
martes, 4 de septiembre de 2007
Amigos: estoy fuera de casa y sin portátil. No podré intervenir hasta el lunes dia 10.
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