Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

pisos y canas

viernes, 29 de junio de 2007

Nunca he comprendido esa campaña en pro de la vivienda de alquiler. Al españolito medio siempre se nos había inculcado la idea de que tener piso propio nos defendía de las inclemencias de la vida. Una veía a los vagabundos bajo los cartones y pensaba que era lo peor que le podía pasar a un humano. Mis juegos infantiles en la era del pueblo de mi padre estaban relacionados, muchas veces, con la construcción de soluciones habitacionales muy imaginativas y una demarcación precisa sobre dónde colocar el “no trespassing”. Me viene de serie. Y las cuentas también salen claras. Para pagar un alquiler, mejor que sea hipoteca y que quede, al final, un suelo en propiedad. Ahora resulta que en los países más avanzados, el mercado de alquiler es mayor que el nuestro y, eso, parece que hay que imitarlo. Se supone que facilita la movilidad. No digo yo que no. Pero también existe la posibilidad de alquilar el propio a un tercero si este desplazamiento es inevitable. “Tengo para mí”, que diría mi amigo Fernando Peregrín, que el motivo de fondo son los reparos puritanos ante la propiedad, sobre todo si esta propiedad pertenece a la clase media, también llamada “sociedad”, fuente de todas las lacras antiprogresistas que uno pueda imaginar. Que es una putada, seguro. Yo empecé a pagar hipoteca a los 18 años. Esto sí que es hacerse mayor. Y saltando de piso en piso, de barrio en barrio y de ciudad en ciudad, el sillón donde me siento se apoya en unos metros cuadrados registrados a mi nombre en un organismo público. Y como yo, la mayoría de gente que conozco. Y no sé de nadie que se arrepienta, sobre todo si pinta canas (como no es mi caso, desde luego). Lo explica con mucha más gracia xavier Roig en e-noticies.

8 comentarios:

Bremaneur dijo...

Un punto de vista interesante, Mujer-pez. Pero me parece que el tema de la movilidad no es asunto baladí, como también diría don Fernando. Hace poco leí que más de un 70% de los españoles no se movería de su ciudad si encontrara un trabajo mucho mejor en otro punto de España. Eso provoca aldeanismo, enfermedad terrible.

Soy feroz defensor de la casa en propiedad, sobre todo si se mide en hectáreas, pero también hay que tener en cuenta que a veces por el mismo precio (alquiler e hipoteca, sin contar la entrada) uno puede vivir de alquiler en una casa espléndida, mientras que si uno la compra se tiene que conformar con el pisito de Marco Ferrari.

Anónimo dijo...

Mira Brema eso del aldeanismo está mal conceptuado. Eso es sedentarismo, un avance en el camino del ser humano hacia la civilización, al crear las ciudades.
A imitación de la Tere este charnego estubo pagando hipotecas hasta los cincuenta años. Ahora tengo una tranquilidad interior que no se la salta un galgo.

Claro que tú eres más bruto que un par de mulas.




Abate Marchena.

Bremaneur dijo...

No se equivoque, señor Palomino. He dicho que soy defensor a ultranza de la compra. No me gusta el alquiler. Tampoco las bibliotecas, pues prefiero las librerías. Tampoco me gustan las meretrices: prefiero la poligamia.

Lo del sedentarismo y la civilización suena muy bien en un manual de Egb. Hablar de ello aquí es mezclar la velocidad y el tocino. Si uno es incapaz de moverse 500 kilómetros (de una ciudad civilizada a otra ciudad civilizada) para gozar de un trabajo mejor que le permita llevar una vida más cómoda terminará aferrado al terruño, comiendo calçots para desayunar y poniéndole al móvil la música de una sardana cuando llame la parienta para que la pase a recoger cuando vayan a ver los castellers. Vamos, permítame la exageración para ponerme a su nivel.

Y usted, qué cojones hace en Cataluña pudiendo estar en Andalucía creando civilización. ¿Ein?

Bremaneur dijo...

Perdón, olvidé felicitarle por lo de "eso está mal conceptuado". Suena a señor que se levanta en asamblea socialista de barrio para poner los puntos sobre las íes.

Anónimo dijo...

El tal Xavier Roig es todo un vendedor de humo. Si hay alguien que está realmente interesado en el tema debería empezar leyendo el ensayo "Las condiciones de la clase trabajadora en Inglaterra" (1887) de F.Engels, que fue el primero en analizar el urbanismo desde un punto de vista económico. Esto sólo para tener un poco de idea del tema y evitar así hacer el ridículo.

Propiedad o no propiedad, lo importante es el *acceso* a un bien esencial para todo individuo como es una vivienda. Un sistema económico que no proporciona un acceso fácil a los bienes esenciales es un fracaso absoluto, y desde este punto de vista se puede decir que este sistema es un fracaso absoluto, puesto que varias décadas de trabajos forzados es un precio demasiado alto para algo necesario para vivir. En Escócia durante la mayor parte del siglo XX aproximadamente un 80% del stock total de viviendas estaba en manos del sector público, el cual las alquilaba a los particulares a un precio irrisorio. Este sistema tenía algunos problemas, pero comparado con el de ahora (el mismo que aquí) es evidente para cualquiera que era infinitamente superior.

Ana Nuño dijo...

"Nunca he comprendido". Con lo fácil que es mirar un poco más allá de los metros cuadrados que se pregona la autocomplaciente satisfacción de disfrutar en propiedad.
Por ejemplo, mirar y ver lo que sucede en Francia. O en Estados Unidos, para que no se diga que no hay diversidad de opciones. En el país vecino, más de 60 % de sus ciudadanos son inquilinos, no propietarios de sus viviendas. En el otro -emporio del capitalismo de verdad, no de esta chapucilla mercantilista y caciquil que padecemos en España-, las ciudades con mayor número de habitantes y dinamismo económico (Nueva York, Los Angeles, Chicago) tienen a casi 80 % de sus habitantes viviendo "alquilados".
Así es más fácil comprender por qué en esos dos países sus desafortunados ciudadanos tienen salarios, rentas y poder adquisitivo muy inferiores a los que disfrutan los ciudadanos propietarios de viviendas que residen, pongamos, en Tarragona.

Anónimo dijo...

si el pago mensual de un alquiler fuera considerablemente más barato que el pago de una hipotéca, que es lo que ocurre en muchos países europeos donde por 150 euros al mes puedes vivir de alquiler en un piso decente -no los minipisos de la Trujillo-, vería con mejores ojos vivir de alquiler. Pero es que ahora mismo por menos de 450 euros no hay en este país un piso decente de alquiler y por 450 euros puedes pagar también una hipoteca. la unica ventaja en estos momentos que le veo a vivir de alquiler en España es la mobilidad fácil, pero por lo demás és más recomendable una hipoteca, siempre y cuando se pueda pagar, claro está.

Anónimo dijo...

Qué paletez. "Al final" tienes una casa en propiedad. ¡Nos ha jodido que "al final", cuando cumplas 60 tacos! Bremaneur da en el clavo.

Hay necios pagando 1000 euros de letra por agujeros deprimentes cuando por esa cantidad se puede vivir en una vivienda alquilada en condiciones. Y el día que te pete, te cambias de barrio, ciudad o banda climática. Desenrósquense la boina, coño.