Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

Mi amigo Ramón

jueves, 17 de abril de 2014





Mi querido  amigo Ramón  ha escrito una lúcida carta sobre Rosa Díez y Upyd. Dice cosas como esta:

"Si alguien encuentra una sola palabra de oprobio a los catalanes en el discurso de Rosa, que me lo haga saber, porque yo no lo he visto así: para mí, fue, legalmente, impecable. El tono fue duro, como queja, como revulsivo a la tibieza general y para que se la entienda. Mucho mejor que la Rovira, que iba de buen rollete, dando caricias y besuqueos, pero asegurando al mismo tiempo que la independencia, sí o sí. Eso sí es violencia política, no lo de Rosa Díez."
 

Así que pasen y lean:


Hola, amics.

He recibido alguna queja de amigos catalanes, que no comparten conmigo el discurso de Rosa Díez en el Congreso sobre la situación en CAT, y hasta lo entiendo. Pero dejadme que exponga algunos hechos y pensamientos sobre el ‘asunto’.

Primero, hay que decir que los tres representantes catalanes que mandaron al Congreso a defender el independentismo, hicieron poco menos que el ridículo. No dieron la talla. Si ellos son la medida de los políticos que algún día pueden gobernar en CAT, ¡estem arreglats! La Rovira fue la peor, balbuciendo y hablando el peor castellano que se ha escuchado en el Congreso, no sé si ella es producto de la inmersión. Supongo que alguien en CAT estará de acuerdo, y que no se contabilizará como un plus el hablar mal el castellano, como hace Pujol, por cierto.

Rosa Díez expuso POLÍTICAMENTE unas razones que yo, personalmente suscribo. Hay una razón muy principal, y es que los territorios, las tierras, circunscripciones políticas, creadas en donde sea, no tienen derechos en sí. No se pueden adjudicar derechos ni a los olivos de Montblanch, ni a la butifarra de Vic, por exagerar. Lo que defendió Rosa, son los principios básicos de los DERECHOS HUMANOS. Los territorios, los olivos, las iglesias, las plazas, la tierra, Cataluña, Madrid, no tienen derechos. Los derechos los tienen las PERSONAS que habitan en cualquier territorio, y los políticos deben perseguir que sean iguales para todos, sin privilegios: mismos derechos y mismas obligaciones, cosa que no siempre consiguen. Allá cada territorio con sus costumbres, su cultura, su gastronomía, su forma de ser, etc. Pero la LEY, y eso es importante, debe ser igual para todos. Y nuestra Ley Principal en España, votada también, por cierto, por más del 90% de catalanes, mientras no se cambie, es nuestra Constitución, nos guste o no.

Puede que Rosa Díez sonara algo agresiva –violenta me ha dicho alguien-, en su exposición, pero no dijo ni una palabra de más de lo que dice nuestra Constitución. Violencia, es la que están ejerciendo de forma continua, Mas, Oriol Junqueras, y ya no digamos otros elementos del CUP y similares. Es violencia, porque violentan las leyes que nos dimos y que nos damos todos. Las niegan y las incumplen. 

Proclamarán la independencia incluso si no se puede con el marco legal que tenemos. Eso, ¿no es violentar la ley, la Constitución, y los derechos del resto de catalanes que serían extranjeros de repente en su propia tierra? Sin hablar de la violencia real de grupos independentistas que hasta 12 veces han atacado las sedes y conferencias del PP, de Ciutadans y de UPyD y afines, sin que la Generalitat haya condenado una sola vez los hechos ni haya mandado a los mossos a prender a esos cretinos. Cuando unos locos entran en Blanquerna en Madrid donde estaban reunidos algunos catalanes, aquéllos, sí son fascistas y son juzgados. Cuando lo hacen las huestes de ERC, son demócratas… pues no. Hay locos en todas partes, pero en CAT están apareciendo ejemplares como este gracioso twittero que se cachondeaba de los cuatro militares muertos en accidente de helicóptero, y todavía no lo han enjaulado. Pujol, Mas y otros, como la ANC tiran la piedra, agitan las emociones que ellos transformarán en intereses personales –para los de la ceba-, y luego esconden la mano.

Si escuchamos bien el discurso de Rosa Díez, en ningún momento habla mal de los catalanes. Se queja, y con sólidos argumentos, de la deriva de SUS POLÍTICOS; y de que la democracia no es que cada cual proponga algo que se le ocurra o le interese y lo sometamos a votación. Hay cosas que no se pueden proponer, como sería una ley para encarcelar a los homosexuales, o para devolver al Código Penal la pena de muerte, por poner ejemplos extremos. No todas las ideas ni opciones son legales en democracia, y como todo el mundo se ha cansado de repetir, la Democracia con mayúsculas, obliga a todos a respetar las leyes que nos dimos, nos gusten de forma personal o no. Y si queremos cambiar las reglas, podemos proponer los cambios, pero dentro de la legalidad.

En un país como USA, creedme, toda la cúpula de la Generalitat y algunos iluminados de la ANC estarían entre rejas y se enfrentarían a un juicio por sedición, y las penas que les caerían serían de órdago. Y que no me digan que USA no es un país democrático. Con las cosas de comer no se juega. Lo que están haciendo Mas y Cía es un golpe de Estado, con todas las palabras. Y me parece bien que ni el Gobierno ni Rajoy entren al trapo más que cuando hace falta, para no crear más victimismo, que es la principal arma de los independentistas. Si hay que ayudar a la Generalitat a cumplir con sus obligaciones para con los ciudadanos, para resolver sus problemas, es justo que el Gobierno lo haga, pero nada de sediciones ni de consultas fantasma con preguntas eufemísticas, porque no son legales.

Si alguien encuentra una sola palabra de oprobio a los catalanes en el discurso de Rosa, que me lo haga saber, porque yo no lo he visto así: para mí, fue, legalmente, impecable. El tono fue duro, como queja, como revulsivo a la tibieza general y para que se la entienda. Mucho mejor que la Rovira, que iba de buen rollete, dando caricias y besuqueos, pero asegurando al mismo tiempo que la independencia, sí o sí. Eso sí es violencia política, no lo de Rosa Díez. Es posible que para los que vivís todo el tiempo en CAT, la presión nacionalista haya hecho, con tanta matraca, que las cosas no parezcan lo que son y que ciertas palabra, suenen duras cuando se enfrentan a la mentira. Y alguien tenía que decirlo.

Yo siempre pongo el ejemplo americano. No se puede decir en absoluto que los estadounidenses no sean defensores de lo suyo como nación, aparte de adorar su bandera y su himno. Y allí, su Constitución va a misa. Pero al mismo tiempo, nadie se sorprende de que hasta los nietos de los inmigrantes irlandeses hagan sus fiestas, y que el día de San Patricio sea casi más importante que el 4 de julio. Y los escoceses con sus gaitas, y los descendientes de alemanes con lo suyo. No digamos ya los latinos. Todos con sus costumbres, su cultura, pero, amigo, políticamente, son muy, pero que muy americanos. Me dan envidia como pueblo. ¿Por qué no podemos ser así los españoles, comprendiendo nuestras diferencias culturales, pero unidos en lo político como nación? ¿Porque unos cuantos han copado los medios de comunicación durante lustros en CAT, educando, no ciudadanos, sino independentistas y tergiversando en las escuelas nuestra rica historia común, mintiendo en suma?

Mas, se ha metido en un buen lío, y no sabe cómo salvarse sin salir con los pies por delante, políticamente hablando. Cataluña tiene una independencia política y social como nunca había soñado, y las quejas sobre opresiones y lo de‘Espanya ens roba’, son simples falacias, que como mínimo han roto la convivencia entre familias y amigos a ambos lados del Ebro. Eso les debemos.

En fin, es lo que pienso, y sólo añadir que me siento muy catalán, como se siente asturiano un amigo que tengo que es de Gijón, sin problemas, y sin complejos. No soy ni nacionalista ni independentista: soy catalán y español –como a través de la historia manifestaron muchos ilustres catalanes-, muy orgulloso de haber nacido y crecido en Barcelona, y en mi país, España. Y encima, europeo.

Salud, Ramón

No hay comentarios: