Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

La felicidad: algunos principios para conseguirla

martes, 28 de mayo de 2013



Manifestar gratitud
Evitar preocuparse con las comparaciones sociales
Cultivar el talante alegre
Hacer actos bondadosos
Cultivar las relaciones sociales satisfactorias
Elaborar estrategias para afrontar desafíos
Aprender a perdonar
Estar absorto y plenamente concentrado en una actividad productiva
Disfrutar de los placeres de la existencia
Comprometerse con las metas propias
Practicar la espiritualidad y los hábitos devocionales (muy personal y a la carta)
Tener cuidado del cuerpo haciendo actividad física
Van por ahí los libros de Sonja Lyubomirsky y de Martin Seligman

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