Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

Redeker: indispensable ya

lunes, 16 de marzo de 2009

"El sentimiento de excepcionalidad que mantienen las religiones -como beneficiarias de un derecho de trato de favor que las diferencia de otras creaciones imaginarias, literarias o sociales, y humanas- no está basado en nada que una persona externa a la religión pueda aceptar. Si para un creyente se abre una diferencia sacralizante entre su religión y los otros sistemas de representación, visiones del mundo o ideologías, para el no-creyente esta diferencia no puede valer como fuente de deberes especiales. Ningún argumento, salvo el argumento de autoridad -que todo espíritu debe rechazar a riesgo de renunciar a sí mismo-, permite justificar esa protección especial concedida al poder de la religión."

Traducción de la memorable conferencia que impartió el filósofo Robert Redeker en el marco del curso de verano en la universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez en el 2008.

1 comentario:

Abate Marchena dijo...

No añado nada más que AMÉN.