Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

todos esos ríos que van a parar al mar

viernes, 19 de septiembre de 2008

El protagonista de Elegía está frente al mar y Philip Roth se pregunta:

“Durante cuánto tiempo podía mirar el subir y bajar de la marea sin recordar, como le sucedería a cualquiera que se sumiera en una ensoñación ante el mar, que la vida le había sido dada, como a todo el mundo, al azar, de una manera fortuita, pero una sola vez y sin ninguna razón conocida o conocible?” .

1 comentario:

Circe dijo...

Ayyy, pesimistas, es que esto hay que dejarlo a la intuición... Mi abuela, la que recomendaba estudiar la revolución francesa y leer Goethe y la Biblia, lo tenía clarísimo...