Hubo un tiempo en que tenía a gala no dispersarme leyendo más de un libro a la vez, máximo dos. Hace ya tiempo que me descontrolé del todo y ahora tengo empezados entre 5 y 10 (no lo tengo muy claro). Uno que acabo de comprar y que no me he resistido a curiosear es El Nuevo Humanismo, editado por John Brockman, el creador de la revista Edge, de la cual se reproducen algunos de los artículos. El libro está editado por Kairós y prologado por Salvador Pániker. Es de este prólogo de lo que quiero hablar. He leído algunos libros de S. Pániker que me han gustado, sobre todo sus memorias. Tiene un ramalazo místico bastante controlado, nada que ver el espíritu aerostático de su hermano. Es un hombre interesado por la ciencia más puntera de la que utiliza profusamente algunas de sus metáforas. Encima, leyó el manuscrito de mi primer libro y me lo publicó; me siento llena de paz y amor pro-panikeriano. Pero este prólogo debe estar estrictamente dirigido al público new age de la editorial porque es un compendio de toda la ortodoxia holístico-quántica más rabiosa. La tiranía de los espirituales, es lo que tiene. Va a tener que leerlo Fernando (Peregrín). Le va a gustar. Una muestra: el “nuevo humanismo”, dice, ha de “acometer” reformas lingüísticas” porque “nuestros hábitos sintácticos han cambiado poco” puesto que todavía “nos sigue condicionando el viejo constructo aristotélico hecho de sujeto, verbo y predicado”. Yo lo veo una empresa complicada. Más que modificar los hábitos más valdría empezar con un cerebro nuevo.
Y todo esto para alcanzar un “infinito” a través de la Iluminación, medio bastante decepcionante y al que no le veo la ventaja puesto que, tal como advierte Pániker, al contrario de lo que se suele pensar, en vez de llegar a un estado donde puede comprenderse todo, lo haces a uno “en el que, al fin, ya no se comprende nada”.Para ese viaje...
5 comentarios:
Lo siento, no puedo aguantarme. Soy logopeda de profesión. Necesito que el señor Paniker me ayude a acometer esa reforma morfosintáctica universal. Qué mala costumbre tienen estos bebés nuestros de empezar entre los 9 y los 12 meses con holofrases referentes a cosas tangibles, concretas y significativas del tipo "mamá", "pan", "agua", "guau". Y qué mala costumbre esa de, entre los 18 y 24 meses, comenzar con la combinatoria de dos palabras del tipo "mamá pan", "nene agua" y así. Qué cosa tan rara. Sin duda se trata de una conspiración mundial, urdida por el patriarcado, el trío de las Azores y Ratzinger. Hay que buscar alternativas, sin duda. Ahora en septiembre comunicaré a mis compañeras del centro de atención temprana las revolucionarias ideas panikerianas, y comenzaremos a instruir a nuestros bebés en la nueva sintaxis. Que empiecen pronunciando verbos abstractos en subjuntivo y en voz pasiva, del tipo "hubiese sido contemplado". Todo es proponérselo. Total, si son tablas rasas.
Naturalmente que es una empresa complicada, por esa razón son tan importantes los agentes psicotrópicos, gracias a los cuales podemos librarnos de la limitaciones biológicas de la mente humana y ver la "realidad" desde otros parámetros "inconcevibles". No es ninguna sorpresa que las mismas personas que le tienen un auténtico terror a la vida (científicos, intelectuales, políticos, religiosos...), las que se oponen frenéticamente al uso de la droga bajo cualquier concepto.
Ja, ja, qué bueno: primero coregimos la sintaxis (ah, esos malos hábitos) y, al final, con un poco de suerte, ya no comprendemos nada. No suena muy prometedor.
Mucho mejor el comentario-réplica de oriana, que hace bien de no aguantarse las ganas de ironizar con Pániker.
Genial, Oriana.
Oriana: si ve el libro, déle un vistazo al prólogo, usted que "entiende" :-).
M-P
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