Yo seré algo ceniza. Pero hay cosas que las veo venir. Esa
llamada “primavera árabe”, por ejemplo. Siempre me inspiró desconfianza. Parece
que la gente, en cuanto ve una barricada, la palabra “revolución” y esa alegría
de las masas se siente optimista. Echando a los políticos corruptos y
antidemocráticos se solucionaban los problemas. ¿Y quién no es partidario de
que desaparezcan personajes como Gaddafi? Desde aquí parecía que bajo los
adoquines de la plaza Tahrir, que igual no está ni adoquinada, estaba el
paradigma democrático de “occidente”. Y si preguntabas ¿y no aprovecharán los
islamistas?, eras una reaccionaria. Pues bien, ahí lo tenemos. El norte de
África es un avispero. Y a nadie le importa porque ni EEUU ni Europa tienen una
idea clara de qué valores defender y a qué mundo aspirar a medio plazo. Y digo
medio porque a largo ya no llegaremos enteros.
El asesinato de Chokri Belaïd en Túnez es un escándalo y algo que debería
tenernos con los pelos de punta. Túnez era un país razonablemente encaminado en
la buena dirección. Ya no tienen al viejo reaccionario. Quizá deberían haber
mirado qué había debajo.